Aunque se ha abierto una ventana de oportunidad para llegar a un acuerdo en principio en la revisión del TLCAN la decisión de movilizar a la Guardia Nacional a la frontera ha metido mucho ruido.
El presidente Enrique Peña Nieto no es el primero en tener marcados desacuerdos con su homólogo de Estados Unidos, pero su respuesta a Donald Trump ha sido enérgica y bien recibida por las distintas fuerzas políticas de nuestro país, con todo y las elecciones en puerta.
Del lado de las empresas mexicanas también se ha buscado llevar argumentaciones sólidas de la creciente integración de dos economías que lamentablemente Trump quiere desdeñar.
Por lo pronto Gruma que preside Juan González Moreno a través del Gruma Missión Foods Texas-México Center acaba de realizar un simposium donde se concluyó entre otras cosas que la migración de trabajadores mexicanos a Texas no desplaza mano de obra estadounidene, y si en cambio genera empleos adicionales.
Con base en datos del INEGI y del Sistema Estadístico Federal de Estados Unidos el profesor investigador de ese centro, Raymond Robertson señaló que mientras entre 1987-1994 los trabajadores mexicanos y estadounidenses competían por los mismos empleos, a partir del TLCAN eso cambió y actualmente ambos grupos se complementan y actúan como una unidad conjunta de producción.
Para Robertson esas conclusiones son válidas tanto para la industria en general como para sectores específicos.
Aunque Trump decidiera dar un manotazo sobre la mesa y dar por concluido el TLCAN no podría borrar un proceso de integración que ha ido más allá del envío de mercancías y que, por el contrario, le podría ayudar en su disputa con China.
La postura de Hernández es que “deberían crearse mejores oportunidades de trabajo y negocios en ambos lados de la frontera” a partir de realidades que Trump no quiere ver.