En el gobierno de México saben perfectamente que Donald Trump está en campaña y, en aras de remontar todos los negativos que ha acumulado durante su gestión, usa al TLCAN y su relación con México para ganar adeptos que no ha sido capaz de retener con sus políticas internas.
En noviembre de este año los estadounidenses votarán para renovar la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, y es ahí donde se verá si el hombre pelo amarillo tiene o no posibilidades de lograr la reelección en el 2020.
Parece lejana la fecha, pero desde ya, Trump busca la reelección, razón por la que mantiene una lucha interna con amplios sectores norteamericanos: agentes económicos y la clase política de su país, lo mismo con republicanos, que son sus correligionarios, que con los demócratas.
Como bien lo dijo el presidente Enrique Peña en su discurso del jueves, las recientes declaraciones del gringo derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes y de su congreso.
Y es que a pesar de que su partido, el Republicano, es mayoría, ha tenido dificultades para sacar adelante cambios que en su momento presentó como la panacea de algunos problemas que aquejan a los norteamericanos, como su prometida contrarreforma sanitaria. Y si así sufre las de Caín, un cambio de color político en el Capitolio pondría en jaque toda obra legislativa.
Está claro que las elecciones de noviembre serán un termómetro social sobre su gestión y ahí se verá si resultó buen aprendiz de presidente y pasa la prueba.
Esa es la verdadera razón por la que ha querido agarrar a México y los mexicanos de sus puerquitos, cosa que, más allá de chauvinismos, no permitirá nuestro gobierno ni amplios sectores de la clase política norteamericana.
California no es el único estado que se opone a la política migratoria de Trump, por ejemplo. Entidades gobernadas por republicanos también están en contra, como Nevada y Arizona.
No sólo eso, mientras Trump hace alarde de su inestabilidad emocional, avanzan las negociaciones para dar forma a gobiernos subnacionales, para realizar acuerdos entre estados de ambos lados de la frontera.
Como lo publicamos en este espacio el 7 de marzo, si no hay cambios de última hora, tienen previsto realizar la Cumbre de las Américas 4, 5 y 6 de mayo en la Scottsdale, Arizona.
Esa es la mejor muestra de que con o sin TLCAN, con o sin muro, con Trump o sin él, la relación bilateral seguirá su curso, porque gran parte del desarrollo y la economía depende de nosotros y viceversa.
Mientras tanto Trump seguirá endulzando el oído a pocos sectores estadounidenses con su “política exterior” que está hecha un desastre lo mismo con México y Canadá que con Rusia, Europa, China, Corea, etcétera, etcétera…
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “El hombre es un aprendiz y el dolor es su amo.”