Los ganadores de una elección no están hechos solo de discursos y promesas.
Los ganadores están hechos de algo que tienen en su interior, un deseo, una visión que les permite trascender a los bots, la desinformación y las descalificaciones.
Todas y cada una de las organizaciones políticas tradicionales han enmarcado la elección 2018, como la elección más competida de nuestra historia, ya sea por el boom de los independientes, por las nuevas reglas del debate o por las nuevas formas de hacer política a través de redes sociales.
Las redes sociales han abierto una ventana de oportunidad para captar el voto de los jóvenes, sin embargo, tras varias historias de injerencia en los procesos electorales de Europa y Estados Unidos, aquéllas se han convertido en una puerta falsa por donde se accede a las fake news o noticias falsas a la desinformación, a la desacreditación y a las campañas negras.
Así, los partidos y el INE redoblan esfuerzos para adaptarse al ritmo a la emergencia digital que invade a los mexicanos, de modo que la meritocracia, los logros y las propuestas no bastan en los partidos, se requiere perfiles más carismáticos cuyas acciones conquisten la soberanía digital y el déficit democrático intergeneracional.
El statu quo puede ser desafiado, las redes sociales sin partidarios han logrado más que los partidos, han impulsado a los votantes y han controvertido el ego de las campañas tradicionales de posicionamiento, donde se privilegiaba el mensaje del candidato frente a la realidad.
Iniciamos las últimas semanas de intenso trabajo legislativo, y es la ocasión entre otros temas de regular la comunicación gubernamental, sin duda, habrá que seguir el paso de los legisladores que se sumen al esfuerzo de legislar a favor de la difusión de información validada para motivar el voto libre e informado.
En contraste a lo que marginalmente el INE quiso hacer por detener las fake news con la firma-convenio con Facebook, los legisladores confiamos en construir una oferta política atractiva, informada, referenciada a través de fact-checkers y alejada de bots o cualquier otra manipulación de la opinión pública.