Beata Wojna: Europa y su temor a China

Dos semanas tardan los trenes de carga que transportan la mercancía entre la ciudad china de Chengdu y la ciudad polaca de ?ód?, transitando por Kazajstán, Rusia y Bielorrusia. Desde el momento en que, en abril de 2013, se inauguró esta conexión —una vez a la semana, con 40 contenedores—, China puso pie firme en Europa Central. Actualmente unas 33 ciudades chinas están conectadas por ferrocarril con 32 ciudades de los 12 países miembros de la Unión Europea (UE). Por estos caminos, a los que habría que sumar el transporte marítimo y aéreo, llegan toneladas de productos chinos a Europa, reviviendo lo que fue antaño la Ruta de la Seda. Como en otras partes del mundo, el comercio con China es deficitario y ha generado muchas tensiones entre las partes. Las exportaciones chinas a la UE suman anualmente unos 345 mil millones de euros; mientras que las ventas de Europa alcanzan apenas la mitad de ese valor. La sobreproducción del acero chino está amenazando la estabilidad del sector acerero del Viejo Continente, y ni siquiera las medidas impuestas desde el año 2016 por Europa para frenar la llegada del acero barato han solucionado este problema. De ahí que los europeos ven con buenos ojos —aunque nunca lo reconocerán públicamente— la política de Donald Trump contra China. Esto, claro, siempre que se mantenga la exclusión de la UE de los nuevos aranceles estadounidenses al aluminio y al acero. El comercio no es, sin embargo, lo que le da miedo a Europa. Lo que verdaderamente preocupa son las inversiones chinas, por su concentración en los sectores estratégicos y de alta tecnología. Asimismo, también se teme por el robo de propiedad intelectual, que es una constante. En el año 2016 las inversiones chinas en Europa alcanzaron 40 mil millones de euros. Tan sólo en Alemania se realizaron desde aquel entonces unas 120 adquisiciones e inversiones de capital que le permitieron a China obtener control sobre importantes compañías europeas del sector digital. En la misma etapa, las inversiones europeas en China bajaron a 8 mil millones de euros, principalmente por la falta de protección y por el difícil acceso al mercado. Hay pocas posibilidades de que China cambie su política comercial y de inversiones. Las negociaciones del acuerdo sobre la protección de las inversiones entre la UE y China —que ya llevan cuatro años— no han producido hasta ahora avances sustanciales. Mientras tanto, los países más afectados, como Alemania, Francia e Italia, piden bloquear las adquisiciones de las empresas europeas por los chinos, encontrando una respuesta positiva de la Comisión Europea que contempla tomar acciones pertinentes en la Organización Mundial de Comercio. Es poco probable que Europa se vuelva proteccionista, pero no cabe duda de que tanto la UE como Estados Unidos comparten preocupaciones similares por China. En breve veremos si ello es suficiente para generar acciones coordinadas de los europeos y los americanos frente al gigante asiático.     POR BEATA WOJNA / EXEMBAJADORA DE POLONIA EN MÉXICO