México vive un extraño momento de unidad nacional ante las últimas declaraciones y acciones de Donald Trump. Extraño debido a que estos instantes no son tan comunes, fuera de un partido de la selección. Extraño porque ocurre en medio de una campaña electoral polarizante, donde el factor Trump jugará un papel más preponderante del que se había calculado en un inicio.
Es un buen signo que, en el mejor discurso que se le ha conocido, el Presidente Peña Nieto haya hecho mención de los cuatro candidatos a la presidencia y sus posturas frente a la nueva crisis en la relación con Estados Unidos. “Independientemente de sus naturales diferencias, todos coincidieron en rechazar medidas contrarias a una buena vecindad”, dijo.
Es cierto, cada uno ha manejado el tema en sus actos de campaña. Pero ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos. Tanto Margarita Zavala, como Ricardo Anaya, López Obrador y José Antonio Meade tienen una gran oportunidad para agenciarse algunos votos más.
Dentro de 8 meses, ella o uno de ellos será el presidente de México y tendrá que tomar el papel que actualmente lleva Enrique Peña Nieto. Nada indica que tengan una relación más tersa con el actual gobierno de Estados Unidos. ¿Cómo piensan encarar este situación?
Tan pronto pase el primero de julio (y ojalá sea de la manera más tranquila posible) el gobierno actual y el electo podrían trabajar en una estrategia con objetivos claros para no perder ni un minuto en la defensa de los intereses mexicanos frente a la belicosidad de Donald Trump.
La prioridad debe ser la protección de los migrantes, ante el riesgo que enfrentan por el éxito de los discursos de odio y la propaganda nativista.
También deben hablar sobre el riesgo inminente de un aumento en las deportaciones y el futuro, hoy incierto, de los jóvenes conocidos como dreamers.
Hasta ahora, ningún aspirante a la presidencia ha presentado propuesta alguna para que puedan regresar al país con oportunidades parecidas a las que tienen en Estados Unidos.
Para cualquier plan, se requiere dinero. La próxima legislatura deberá pensar en asignar recursos para este fin. También adecuar la política exterior a una nueva realidad con el vecino.
Es bueno saber que los candidatos se indignan y respaldan al Presidente. Será mejor sentirnos seguros que la próxima persona que se coloque la banda presidencial en el pecho llega preparado para un desafío que marcará su administración.
CONTRASEÑA: El movimiento de José Antonio Meade al dar a conocer su situación patrimonial en la declaración ahora conocida como 7 de 7 fue audaz, según reconocieron los representantes de otros partidos políticos. Pero en el PRI erran sí la misma herramienta no es obligatoria para el resto de sus candidatos. Será muy interesante ver qué reportan aspirantes a gubernaturas, alcaldías, senado, diputados… y no dejar al aspirante presidencial como el único garante de la transparencia.