La amenaza de Donald Trump de militarizar la frontera con México para proteger a los pobrecitos norteamericanos de la invasión indocumentada acaparó los principales titulares de la prensa mexicana y quedó de lado una noticia preocupante.
El Contralor del Gobierno de la Ciudad de México dio a conocer que Rigoberto Salgado, jefe delegacional en Tláhuac, y 17 de sus empleados desviaron y usaron recursos públicos para construir y operar un restaurante que servía como cuartel general del narcotraficante Felipe de Jesús Pérez, alias “El Ojos”, y su cártel.
A Salgado se le acusa e investiga por sus nexos con en narcomenudeo. Ese hecho, por sí solo, es grave. Más grave aún cuando el mismo Salgado es hoy candidato de Morena a diputado local. O sea, el Movimiento de Regeneración Nacional no solo lo ha protegido, sino que ahora quiere hacerlo diputado. Andrés Manuel López Obrador aparece apoyándolo en varias fotografías de eventos públicos y no ha dicho ni una palabra de las acusaciones contra Salgado.
Eso me preocupa mucho por la manera en que López Obrador concibe y responde a temas que tienen que ver con la aplicación de la justicia y el Estado de Derecho que tanta falta nos hace en México.
Esta misma semana, el candidato de Morena dijo en Durango que de ganar la Presidencia de la República perdonará a los líderes del Partido del Trabajo investigados y encarcelados por desviar 100 millones de pesos que, se supone, eran para operar guarderías, y que fueron depositados en cuentas personales. Entre los acusados están, ni más ni menos, María Guadalupe Rodríguez, esposa de Alberto Anaya, el dueño del PT, y su exdirigente en Aguascalientes, Héctor Quiroz, actualmente preso.
Apenas ayer, López Obrador dijo que ve “con buenos ojos” el dialogo con narcotraficantes. Así respondió cuando lo cuestionaron sobre el encuentro que tuvo el Obispo católico de Chilpancingo-Chilapa con líderes del narco en Guerrero para solicitarles, por favor, que no maten más gente. Al menos, el candidato del Morena es congruente. Hace unos meses propuso amnistía a los narcotraficantes del país como un intento de reconciliación y acabar la guerra en México.
Y si sumamos que ofreció perdón a los corruptos arrepentidos y a todos aquellos que quieran redimirse sin importar sus pecados, me pregunto ¿cuál será el concepto del Estado de Derecho y fin de la impunidad de quien hoy ganaría la elección presidencial?
BON APPÉTIT
Aun y con todas las críticas en contra, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros que dirige Napoleón Gómez Urrutia, hoy candidato al Senado por Morena, acaba de obtener 12 por ciento de incremento global para sus agremiados de la mina Peña Colorada, en Colima. 9.5 por ciento de aumento directo al salario, muy por encima del promedio nacional, y 2.75 en prestaciones. De llegar al Senado -cosa no poco probable- Gómez Urrutia promete seguir fortaleciendo las buenas relaciones de los mineros y sus empresas.