La construcción del nuevo aeropuerto se convirtió en tema de debate en plena época electoral, por lo que deberíamos tener cautela.
Sin duda, es un asunto de interés, que crea controversia y provoca diversas reacciones. Lo importante es no adelantar conclusiones antes de tiempo y mucho menos seguirle el juego político a un partido.
Lo cierto es que, de concretarse la edificación de este nuevo aeropuerto, atraería un importante número de empleos para quienes habitan en la Ciudad de México y en el Estado de México.
Tampoco hay que dejar de lado la magnitud del nuevo proyecto del aeropuerto, cuyos servicios estarían a la altura de la demanda en los próximos 100 años.
No se trata de una defensa a un proyecto de esta relevancia, sino estar conscientes de que atrás de esta planeación hubo estudios y diagnósticos realizados por especialistas de amplio reconocimiento, y que ha recibido certificaciones nacionales e internacionales para su edificación.
El nuevo aeropuerto que estará ubicado en Texcoco traerá grandes beneficios de inversión y de generación de empleos para la Ciudad de México. Se espera atender, cuando entre en operación, más de 70 millones de pasajeros y, por ende, un buen número de fuentes de trabajo y una inversión importante, lo que acelerará el crecimiento económico no sólo de la CDMX sino del país.
Hablar de una posible reubicación del nuevo aeropuerto a la base militar de Santa Lucia, no sólo significaría una pérdida millonaria por lo ya invertido, sino que afectaría a cientos de personas que perderían su fuente de trabajo por las distancias que tendrían que recorrer y la falta de transporte para trasladarse.
Al respecto, el mismo Miguel Ángel Mancera, siendo Jefe de Gobierno, mencionó la necesidad de construir un monorriel o un tren rápido para unir al nuevo aeropuerto con la Ciudad de México, el cual serviría para el traslado de empleados y usuarios.
Las principales cámaras y organismos empresariales del país aclararon que hablar del nuevo proyecto del aeropuerto tiene un objetivo netamente informativo, y no busca detener esta obra que permitirá obtener ingresos alrededor del 3.3 por ciento del Producto Interno Bruto a nivel nacional, así como la generación de un millón de empleos.
Por esta razón, reitero que en este tema no hay que caer en el juego de un partido político que sólo busca confundir a la opinión pública.
Este es un tema de debate, se vale discutirlo, confrontar ideas, buscar las mejores propuestas para construir un gran proyecto, además de transparentar todo el proceso. Lo que no se vale es darle juego a aquellas personas que a todo dicen que no.