Bajo el discurso de proteger el medio ambiente, uno de los sectores que está pasando un mal rato es el pesquero, en el cual todo parece indicar que desde la Semarnat de Rafael Pacchiano con ayuda de ONGs radicales buscan acotar y acabar con esa actividad, pese a que el gobierno de Enrique Peña Nieto se comprometió al inicio del sexenio a “llevar a México a su máximo potencial” con la Política Pesquera y Acuícola 2013-2018, algo que a todas luces no se está cumpliendo, sino al contrario.
Aunado a ello, los altos precios de los combustibles (derivado de la Reforma Energética) quitaron competitividad al sector y abrieron más la puerta a las importaciones chinas y vietnamitas que están ganando terreno principalmente en supermercados inundados de pescado congelado.
El caso es que la Semarnat poco a poco ha ido cerrando áreas de pesca con afán dicen, conservacionista, lo cual afecta a 300 mil pescadores del país ubicados en 262 municipios costeros.
En la nueva Ley General de Biodiversidad que recientemente fue frenada, quedó al descubierto la intención de cerrar todo el Golfo de California, lo que sin duda sería un golpe mortal a este sector que genera 1.2 millones empleos, según datos de la Canainpesca que encabeza Humberto Becerra Batista.
Lo raro es, que mientras se cierran estas áreas de pesca, principalmente en el Pacífico norte, en la misma legislación se abren los mares a la minería submarina y en áreas protegidas. Ahí está el proyecto de la mina Don Diego en el Golfo de Ulloa, caso en el que un Tribunal Federal resolvió apenas el mes pasado que la Semarnat debe emitir un nuevo fallo para determinar si dan o no los permisos (negados en 2016) a la empresa Odissey Marine Exploration para extraer arena fosfáltica del fondo marino. Hasta parece que llevan prisa.
México se comprometió en las metas de Aichi para la Conservación de la Biodiversidad a proteger 10% de sus áreas marinas. Actualmente esta conservación alcanza un 24%, es decir, la meta ya se duplicó. ¿Entonces cuál es el verdadero interés?
CASH
En otro tema, le cuento que ayer viernes salió un tráiler de Grupo LALA de Eduardo Tricio de la fábrica de Aguascalientes rumbo a Oaxaca. Se trata de un camión que transporta más de 19 mil litros de leche para comunidades de Oaxaca afectadas por los pasados sismos de septiembre 2017.
Los apoyos de LALA a damnificados por los sismos impactaron a 35 mil familias que habitan 149 comunidades de las ocho entidades más afectadas durante estos 229 días. Tan solo Chiapas, Oaxaca y Puebla recibieron 59% de los apoyos.
A la fecha, más de un millón de litros de leche han sido repartidos, además de recursos para reparar viviendas. Esta movilización de ayuda solidaria fue posible gracias a la articulación de Fundación LALA, así como de productores, colaboradores y proveedores.
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