Percepción favorable

Rafa tuvo una despedida lacrimógena del Estadio Jalisco con la camiseta del Atlas de Guadalajara. Da la impresión de que el público separa o de plano ignora el peliagudo problema extra cancha del que todavía no acaba de salir. Dicen que percepción es realidad. El gentío no ha cambiado la que tiene del defensa oriundo del estado de Michoacán. Lo quiere igual que siempre. Proyecta una imagen de profesionalismo y pulcritud. Los propios seguidores de las Chivas lo ovacionaron calurosamente al final del encuentro del viernes anterior. Pasado el nudo en la garganta, se acerca el último partido con un club en su larga y brillante ejecutoria. Basado en el conocimiento detallado de sus más recientes lesiones, el ortopedista Gerardo Meraz sugería que no jugara el último duelo contra el Pachuca, en aras de tener el mayor descanso posible antes del Mundial, considerando precisamente las recurrentes averías y la edad del veterano, que frisa los 40 años de edad. Es un hecho que el zamorano será convocado a la Selección Nacional para participar en la Copa del Mundo en la tierra de los zares, quedando en incógnita interesante lo que pueda aportar después de un mal torneo con el conjunto rojinegro. UN CAFÉ DE ESPERANZA Las condicionantes para ascender y descender se agregan a las barbaridades que sólo pueden verse en el futbol mexicano. Sin embargo, a pesar de no contar con certificación, si logran derrotar a Leones Negros y Alebrijes, el equipo de Tapachula sí podría ascender al máximo circuito del balompié nacional. Lo asegura Gabriel Caballero, el técnico cafetalero. Los directivos chiapanecos llevan meses trabajando para conseguir el aval que podría llegar junto con el título. Sería magnífico, en atención a la más elemental justicia deportiva. De lo contrario, se consumaría una de las grandes infamias en la picaresca futbolera. Eso tendría que combinarse con la oficialización del descenso de los desastrados Lobos de la BUAP, que ahora mismo buscan allegarse fondos para comprar la permanencia vía el pago de una penalidad, lo cual permite el disparatado reglamento de competencia. Entre paréntesis, qué forma de tirar por la borda el capital deportivo que había ganado al golear al Veracruz, su rival directo en la lucha por no caer a la Segunda División. Y vaya displicencia para ejecutar un penal del atacante Quiñones, que parecía no estar enterado de lo que el club licántropo se jugaba en la cancha de los Rayados del Monterrey. Por andar quemando las naves con una causa condenada al fracaso, Daniel Alcántar, que entró al quite de modo heterodoxo en la dirección técnica tras el despido de Rafael Puente, queda ahora con nulas posibilidades de notoriedad en la Primera División. Los poblanos pasaron de lobos a lobeznos de una manera lastimosa.   @BETO_MURRIETA