El aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador afirma que el avión usado por el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, es tan lujoso, o fue tan caro, que "ni Obama" hasta hace unos días y ahora "ni Trump" lo tienen.
Pero efectista como es —un avión para ricos en un país de pobres, como dicen López Obrador y sus allegados—, la frase exagera un poco. Después de todo, es propaganda política.
El gobierno de EU no tiene un avión para transportar a su Presidente: tiene dos, y ambos considerablemente más caros que el de México.
El candidato dice que el avión costó unos 7,500 millones de pesos, unos 440 millones de dólares. Otras fuentes mencionaron hace tres años cifras tan bajas como 218.7 millones de dólares, o unos 3,500 millones de pesos al cambio actual.
La diferencia podría ser compensada en parte por otros costos, como el de mantenimiento, que en 2015 la Secretaría de Hacienda estimó en unos 1,300 millones de pesos. El equipamiento del avión costó unos 540 millones de pesos.
Puede ser un proyecto de vanidad, como dicen los críticos o conveniente en términos de seguridad y economía, como insisten los portavoces del gobierno mexicano.
El avión presidencial mexicano es un Boeing 787-8. 25 años más moderno que los aviones que ahora usa el Presidente estadounidense, y tiene mayor alcance (unos 14,500 kilómetros contra 12,600 kilómetros de los estadounidenses), pero no que los que la Casa Blanca utilizará a partir de 2024 y están en acondicionamiento.
La Presidencia de EU tiene dos 747-200 (o VC-25 en su versión militar), adquiridos en 1990, que serán reemplazados en 2024 por dos Boeing 747-8, a un costo que supera los 1,900 millones de dólares cada uno, por las modificaciones que se les deben hacer, y eso gracias a presuntos ahorros negociados por Trump.
Cada uno de los aparatos costaría unos 400 millones de dólares en su versión básica —o sea en cascarón—, aunque los nuevos aviones presidenciales estadounidenses fueron obtenidos con descuento —estaban destinados a una aerolínea rusa quebrada—.
Pero los costos aumentan en la mayoría de los contratos militares estadounidenses. Los aparatos no son normales, y menos los estadounidenses que el mexicano.
De creer en las especificaciones, cualquiera de los aviones denominados Air Force One (según cual transporte al presidente) puede ser usado como centro de mando remoto. Su central telefónica puede manejar las comunicaciones de una ciudad pequeña y estar en contacto constante con los centros de mando del país, donde quiera esté.
No hay comparación, excepto quizá en los lujos ¿gimnasio? ¿sala o salas de juntas? ¿recámaras? ¿baños? ¿un cuarto de situación para reuniones de crisis? ¿blindaje? ¿quirófano? ¿equipo contra ataques con proyectiles?
Quizá el avión presidencial mexicano tenga algunos de esos equipos. Pero difícilmente alcanzará los niveles del Air Force One.