Sin importar si se alcanza o no un acuerdo entre los dueños de los clubes del futbol mexicano y la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales (AMFPro), el reclamo de los jugadores ya marcó un hito. Se tardaron en ejercer sus derechos por el motivo que sea: temor, indiferencia, egoísmo. No importa. Por fin levantaron la voz y están haciendo valer sus derechos para ponerle fin al famoso Pacto de Caballeros, ese acuerdo miserable mediante el cual nadie puede ser cambiado a un nuevo equipo sin el consentimiento de su viejo club.
El tema es simple. Cuando se acabaron las llamadas cartas de jugadores –documentos con los cuales los equipos demostraban ser los “propietarios” de los futbolistas- la FIFA estableció que existen dos tipos de jugadores: libres y con contrato. Cuando restan seis meses para que termine un contrato, tienen el derecho de comenzar a negociar con un nuevo club y asegurar su traspaso.
Esto a los dueños de los clubes mexicanos no les pareció. Así como invocan a la FIFA para decir que tal o cual situación es legal o apegada a los estatutos, ignoran al máximo organismo del futbol mundial en un tema tan sensible como la libertad de contratarse con quien más les convenga.
No por nada Rafael Márquez hace años declaró con todas sus letras que los futbolistas mexicanos son tratados como esclavos. Palabras duras en la voz de un referente de la selección nacional, de un hombre que hizo historia en el futbol europeo con el Barcelona.
Festejo que los jugadores mexicanos, encabezados por los que están en Europa, exijan sus derechos, que incluyan a los de las divisiones inferiores y las integrantes de la Liga Femenil. De paso también quieren desterrar el draft que deja en horas sin trabajo a un montón de futbolistas.
No quiero darles el estatus de víctimas a los futbolistas mexicanos. Quisiera más bien destacar que los dueños han sido abusivos, que cuando José María Huerta formó un sindicato con todas las de la ley se encargaron de amedrentar a los jugadores para que le hicieran el vacío y a cambio les dieron ese adefesio llamado Comisión del Jugador, un apéndice de la Federación Mexicana de Futbol.
En el pecado llevaron la penitencia los jugadores porque hace casi 15 años pudieron conquistar las libertades por las que hoy luchan. Le deben una disculpa al Chema Huerta y la gratitud eterna de haber dejado ahí un asociación de futbolistas registrada ante la Secretaría del Trabajo y que bien valdría la pena revivir para que su lucha no sea efímera, no se la respuesta a la amenaza del paro en la última fecha del Torneo Clausura 2018.
Diacrítico. Por el bien del espectáculo, del negocio, de los aficionados, de todos, más le conviene a los dueños terminar con el Pacto de Caballeros y con el draft y reconocer lo que en justicia le corresponde a los futbolistas. Más le conviene a los jugadores no ceder, no bajar los brazos y conseguir lo que quieren. Se lo deben a sí mismos, se lo deben a los jugadores de otros países donde tienen el respeto y la dignidad como banderas ante los dueños del balón. Los tiempos han cambiado. Llegó la hora del piso parejo.
Lunes 2 de Diciembre de 2024