Valentina Ortíz Monasterio: Mis apuntes de Hong Kong

En 2017 secumplieron apenas 20 an?os desde que Hong Kong fue devuelto a China despue?s de 156 an?os de dominio del imperio ingle?s. Se nota. Heredaron el gusto panadero y dulce en las egg tarts –famosi?simas tortas de nata locales-; asi? como notable es tambie?n el milk tea, una mezcla de te? negro –ceylon, robusto- y leche, cuya mejor versio?n es la que filtran en una pantimedia. Hong Kong tiene el mayor nu?mero de 7-Eleven en el mundo. Una tienda cada tres kilo?metros. Se compran dumplings empacados estilo lonchibo?n, y palitos dipeados en fresas o en chocolate, una pra?ctica que vi por todos lados. La comida es cultura. Un restaurante por cada 600 habitantes, de parados, de sentados, de como sea. Es surreal aprender que hay establecimientos que, orgullosos anuncian so?lo cerrar sus puertas cuando la alarma de tifo?n –de 1 al 10-, sen?ala 8, es decir, a horas del desastre. Es la ciudad con la mayor coleccio?n de rascacielos del mundo. Estuve en las nubes, es cierto. Y entre los pisos 100 y 110, una pelea de los mejores bares y terrazas para beber un coctel y observar el horizonte. Les falta savoir faire de buen bar, seamos cri?ticos, pero la vista del caos es genial. Estuve dos horas ato?nita mirando la vista y tomando gin tonics de ma?s de 15 ginebras distintos en la carta. Es una cocina increi?blemente aroma?tica y la ciudad huele a comida. Notas pequen?as diferencian entre las ocho regiones de cocinas chinas: Anhui, Cantonesa, Fujian, Hunan, Jiangsu, Shandong, Sichuan y Zhejiang; pero toma un posgrado hacerlo con conocimiento de causa. El hotel tiene elegantes teteras de porcelana, variedad de te?s, chopsticks y noodles instanta?neos sabor abulo?n en el mini bar. Se desayuna congee y dim sum; el huevo y fruta esta?n en el rinco?n del buffet so?lo como gesto amable. Es la ciudad del dim sum por excelencia, y aprendi? que no equivale a los dumplings, sino los segundos son un tipo del primero. Como todo en Hong Kong, ha tenido que convivir en un pequen?i?simo territorio; asi? es el dim sum, cosas pequen?as, comida de un so?lo bocado. Probe? muchos y de distintas formas –sin soya, sin vinagre-, con hongos locales y uno de huevo tierno de codorniz memorable. Sitios no so?lo informales que nosotros llamari?amos una cantina, adquieren estrellas Michelin, tienen Rolls Royce estacionados, no hay reservas y hay filas de espera de dos horas. Asi? es Hong Kong.