Melancolía por la izquierda

Sólo Marco Rascón, Super Barrio, el de la cabeza de puerco, retoma y defiende los principios de la izquierda mexicana, de la lucha por años que se dio en las calles para transformar la ciudad. Esa izquierda que se perdió por completo cuando llegó al poder y cambio su rostro.

 

No fue Claudia Sheinbaum ni Alejandra Barrales las que defendieron a la izquierda capitalina en el primer debate de los aspirantes a gobernar la ciudad; sino el político con la cabeza casi blanca, ese que presumió 50 años trabajando en la ciudad, que vino a enorgullecer a la vieja izquierda que se indigna ante la nueva posición conservadora del PRI.

 

De lo que se trata simplemente es defender la libertad.

 

Por cálculo político era lógico que Sheinbaum y Barraes no le dieran bola al candidato tricolor, pero si era importante destacar el cambio radical de la ciudad bajo el control del Presidente de la República hasta 1997. Porque fue un logró de la mayoría de los habitantes de la capital del país, que hizo la diferencia entre el Distrito Federal con el resto de las entidades de la república.

 

Claro, esos cambios que terminaron ahogados en medio del abuso y la corrupción luego de 20 años de gobierno, ahí la responsabilidad compartida de los políticos que están tanto en el PRD como en Morena.

 

Porque hay una diferencia entre Marco Rascón y las dos punteras,  Claudia Sheinbaum a pesar de su formación en esta campaña se sujeta a la línea nacional de Morena definida por Andrés Manuel López Obrador que optó por borrar las fronteras ideológicas en su lucha partidista para allegarse al mayor número de simpatizantes en todo el país, recogió banderas y esta definido definido desde una visión conservadora. 

 

Mientras que el origen sindicalista de Alejandra Barrales y las luchas del PRD se perdieron en la ambición de esos dirigentes de izquierda, a quienes les encantó pertenece a la elite.

 

Quizá a muchos nuevos votantes, o millennials el movimiento del 68, las elecciones de 1988 no les diga mucho, pero el hecho de que en esta ciudad la población decida amar a quien quiera abiertamente, establecer el tipo de familia que quiera, que cada mujer decida sobre su cuerpo y cuente con las garantías médicas para hacerlo, donde la gente alza la voz para reclamar sus derechos humanos, parece simple pero es una gran diferencia si se mira para atrás.

 

Rascón desde su partido marginal le dijo al PRI que sus propuestas para esta ciudad son una regresión en urbanismo, sustentabilidad, justicia, seguridad y esa candidatura es una provocación. “Arriola significa la ciudad de una sola de ser familia, una sola forma de ser joven, una sola forma de sexualidad, una sola religión” y no sólo eso “él es Tlatelolco de 1968, él es un joven halcón del 71”. 

 

La chavorruquez roja se puso de pie y le aplaudió a Super Barrio