La elección no se trata de AMLO

A tres semanas de arrancada formalmente la campaña, y con el primer debate a la vuelta de la esquina, la elección no tiene como protagonista a ninguno de los seis candidatos, sino a un personaje que no aparecerá en la boleta: Enrique Peña Nieto.   El presidente tiene el nivel de popularidad más bajo que cualquier otro mandatario haya tenido en año electoral. Su gobierno apenas rebasa el 20% de aprobación. La loza que carga su candidato, el que lo acompañó en tres secretarías este sexenio, al que impulsó y postuló –sin competencia-, José Antonio Meade, es incargable. Ni con todas las virtudes que se le cuelguen, ni con todos los atributos que se le reconozcan, se puede avanzar en la carrera presidencial cuando la piedra que se lleva a cuestas es tan pesada.   Si a eso se suma que el PRI se ha convertido en un costal lleno de pesados impresentables y mala reputación, que lo colocan en todas las encuestas como el partido con el mayor voto de rechazo, la hazaña se vuelve de proporciones épicas.   Veamos. Peña registra 21% de aprobación. A estas alturas, en sus respectivos sexenios, Calderón tenia 52%, Fox 63%, Zedillo 62% y Salinas 70% (Mitofsky). La elección, como cada seis años, antes que todo, es un referéndum sobre el gobierno actual. ¿Cambio o continuidad? Una abrumadora mayoría quiere cambio; 61% nunca votaría por el candidato del PRI (Mendoza Blanco y Asociados); para 59% lo más importante de la elección es “sacar al PRI del gobierno”, mientras que solo para el 22% es “evitar que AMLO llegue a la Presidencia (Reforma).   Presidente mal evaluado + partido más rechazado + deseo de cambio en la mayoría = misión casi imposible para Meade. Todos esos factores hacen que el candidato que más propuestas ha hecho durante la campaña, no esté siendo escuchado por el electorado. Al grueso de los ciudadanos no les interesa lo que tiene que decir, básicamente porque ya lo descartaron. Y lo anularon por lo que carga.   Mientras la elección se centre en el presidente y su administración, sea de premio o castigo al actual gobierno, y de rechazo al PRI, ser competitivo es inviable. La elección se trata de Peña.   Casi una cuarta parte de la campaña se ha ido y muy poco ha cambiado: AMLO sigue arriba y con creciente distancia, Anaya en segundo pero estancado y Meade tercero, sin crecer.   La salida para el cinco veces exsecretario, cercado por un coordinador y vicecoordinador impuestos desde Los Pinos, no luce fácil. Meade y el equipo que lo acompaña desde hace años deberá entender que solo si la contienda deja de tener como jugador protagónico a Peña y su gobierno, puede ser competitivo. Ya llegaron a la candidatura. Si quieren ganar, es momento de tomar las riendas de la campaña. Mientras siga cargando una pesada loza y la contienda no se centre en AMLO, ganar es una utopía. Si piensa hacer un viraje es ahora o nunca.   -Off the récord   Meade, entrenando; Anaya, también preparándose; Margarita haciendo rounds de sombra; El Bronco, sin training; y AMLO, confiado sin dedicarle tiempo aún, con puro amor y paz. Así llegan al primer debate.