Adriana Sarur: La caravana de migrantes de frente a Trump

En los últimos meses, escuchamos diversos desencuentros del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el tema de la inmigración indocumentada. Hemos sido testigos de la actitud voluble y sombría de los derechos de los migrantes, así como del uso de poder para comunicar su miedo, su nerviosismo y fomentar sentimientos negativos a sus ciudadanos en torno a los migrantes. Consecuentemente, las inoportunas advertencias sobre la porosidad de nuestra frontera norte y el constante flujo de migrantes provocaron que nuevamente arremetiera contra México, al afirmar que el gobierno debe detener la enorme caravana de inmigrantes que se aproximaba a la frontera entre ambas naciones. Sin previo conocimiento de lo que representa la caravana de migrantes centroamericanos denominada "Viacrucis Migrante 2018", el mandatario estadounidense recurrió a sus redes sociales para reprochar a México, a la caravana y al propio Congreso estadounidense al decir que "México está haciendo muy poco, si no es que nada, para impedir que la gente se mueva por México a través de su frontera sur, y luego hacia Estados Unidos", además de amenazar con la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Mientras tanto, la caravana continúo su camino hacia la Ciudad de México. Con pancartas con el lema "Todos Somos Americanos de Nacimiento", mujeres, hombres y niños de Guatemala, El Salvador y Honduras lograron su objetivo, exhibir el calvario que sufren en su paso por México hacia Estados Unidos. Desde la perspectiva de la Secretaría de Gobernación, el gobierno logró atender la caravana de migrantes a través del INM, al entregarles medidas humanitarias para su estancia en el país. Con ello, nuestro país impuso una política de atención y de respeto de los derechos humanos. La decisión de que la caravana no llegara a la frontera fue tomada por la propia organización, una vez que el Presidente Enrique Peña Nieto lanzó un contundente anunció a las autoridades norteamericanas, y muy en especial a su homólogo; aunque los migrantes decidirán, de manera individual, si continúan su camino hacia el país vecino. Las consecuencias que marcarán ahora la caravana de migrantes centroamericanos durante su estancia en México, se verán prontamente reflejadas en dos planos, que el gobierno deberá enfrentará ante la afectada relación bilateral:  
  1. Restricciones en los avances del TLCAN, acciones represivas en materia de cooperación bilateral en seguridad nacional, y una política migratoria restrictiva para con nuestros connacionales.
 
  1. Imposición de las guardias nacionales a lo largo de la frontera, una política de “Cero Tolerancia” a los inmigrantes indocumentados, y la pronta asignación de recursos para la construcción de un muro fronterizo.
  Por tanto, quizá convendría, por parte del estado mexicano, afrontar una estrategia sin miedo que permita la cooperación transfronteriza y subsanar la integración económica y la consolidación de la relación bilateral. Sin lugar a dudas, la renegociación pacífica se convertirá en una oportunidad para defender la postura de nuestra nación, sobre todo en aquellas áreas en las que se han visto afectadas por los dichos infundados del presidente Trump.   *Candidata al Senado de la República por el Partido Encuentro Social