¿Por qué miles de mexicanos siguen migrando a Estados Unidos? ¿Por qué continuamos observando, admirados, cómo las remesas rompen su propio récord cada año y nos enorgullece con que sean una de nuestras principales fuentes de divisas?
Estamos indignados porque el Presidente de Estados Unidos dispone el despliegue de soldados y la construcción de un muro de su lado de la frontera, y inhibe la migración y quita oportunidades a los dreamers.
¿Nos asusta salir de la zona de confort? Dependemos mucho del vecino de arriba, en muchos sentidos, en vez de desarrollar nuestra propia industria, ampliar nuestros mercados internacionales e impulsar nuestro mercado interno.
En 1995, el país estaba hundido en la peor crisis económica de toda su historia tras el llamado error de diciembre del año anterior. Un millón 900 mil mexicanos se fueron a Estados Unidos entre ese momento y el año 2000, tras haber perdido sus patrimonios, empleos y oportunidades.
La mayoría padres de familia, y entre ellos 622 mil 170 niños de pocos meses o años que, pasado el tiempo, hoy son el 79 por ciento de todos los dreamers a quienes el gobierno de Donald Trump está quitándoles los beneficios del programa DACA. Jóvenes, hijos de la crisis, que enfrentan nuevas penurias en un país al que llegaron huyendo de las que encararon sus padres en la nación que debía brindarles las oportunidades que ahora están perdiendo afuera.
Claro, con el paso de los años las cosas cambiaron en México. Sin embargo, la migración continuó. En el año 2000 había 8.4 millones de migrantes nacidos acá viviendo en Estados Unidos. Esa cifra ha subido hasta los 12.2 millones, que aún tienen tanto arraigo en su tierra natal como para haber enviado 28 mil 771 millones de dólares en remesas nada más el año pasado. Es 6.6 por ciento más que en 2016 y se espera que en este 2018 sigan creciendo.
La migración se ha reducido últimamente porque allá están complicándola, no porque acá tengamos soluciones efectivas.
El INEGI dice que 2017 terminó en México con un millón 830 mil 793 desempleados. De ellos, 731 mil 191, es decir prácticamente 4 de cada 10, tienen de 20 a 29 años. Es, por mucho, el grupo de edad con más personas con capacidad productiva sin un empleo.
De todos los trabajadores empleados que hay en el país, 57 de cada 100 lo están informalmente; es decir, no tienen estabilidad, seguridad social o ahorro para el retiro.
El Panorama de la Educación que hace anualmente la OCDE dice que únicamente 17 de cada 100 personas mayores de 25 años tiene estudios superiores, la proporción más baja entre los países miembros de esa organización. Algo no estamos haciendo bien como país. Necesitamos derribar nuestros muros internos.
@AdriDelgadoRuiz, directora de AztecaOpinión
Viernes 6 de Diciembre de 2024