Ricardo Pascoe: "Me cae mal..."

Ese fue el comentario de Andrés Manuel López Obrador, cuando se enteró de que Miguel Ángel Mancera desayunaba en el mismo restaurante que él y su compañante, Marcelo Ebrard. AMLO y Ebrard huyeron del establecimiento, no sin antes explicarse: “Traicionó a la ciudad...”. Así que, si AMLO logra ser electo Presidente, prepárense para una conducta así de despreciativa por la gente no alineada con él y su partido.
Ejemplos hay para reafirmar la convicción de que anida en lo más recóndito de su personalidad un espíritu sectario y vengativo. Cuando López Obrador era jefe de Gobierno, organizaciones sociales convocaron a una marcha para protestar por la
creciente inseguridad que se vivía en la Ciudad de México.
El entonces jefe de Gobierno se burló de los manifestantes, tildándonos de pirruris
y descalificando la demanda central de la manifestación, que era exigir una estrategia más efectiva para la seguridad ciudadana. Aseguró que detrás de la
expresión ciudadana había intereses oscuros. Espetó su desprecio por los
organizadores y sus acompañantes.
Entregó una ciudad en plena crisis de seguridad. Recientemente, en una amplia entrevista con periodistas de Milenio, reiteró sin equívocos su desprecio
y desconfianza por la sociedad civil. Dijo, textualmente, que “yo desconfío
de todo aquello que se denomina sociedad civil”.
La lectura correcta de la frase sería que desconfía de todo aquello que se mueve en la sociedad mexicana que no esté de su lado y subordinado a él y a su proyecto. El
siguiente paso es muy fácil de adivinar: quienes no estén de acuerdo conmigo deberán cuidarse, porque la justicia, y algo más, se aplicará con todo rigor.
¿Qué traerá en la cabeza AMLO cuando aclara que no piensa desterrar a nadie durante su posible mandato? El simple hecho de que sienta la necesidad de aclarar el punto confirma que sí lo ha pensado como recurso político para reprimir
y controlar a la oposición en México.
En esa contemplación se asoma la cabeza de la opción de un régimen
autoritario, indispuesto a tolerar opiniones contrarias. Es la semilla de la
cual brotarán todos los intentos por limitar la libre expresión de las ideas
en México.
Hay que recordar que cuando era candidato a la ciudad jamás dijo que iba a eliminar los controles sobre usos de suelo de la urbe, y ese fue su primer acto de gobierno, a los 2 días de haber asumido el poder. Inició el boom inmobiliario que sigue pade-
ciendo la Ciudad de México hasta el día de hoy, sin planificación y totalmente a favor de especuladores inmobiliarios.
Siguiendo su propia metodología en el uso, y abuso, del poder, es capaz de tomar decisiones desde el primer día de un gobierno federal para atacar y disminuir el ejercicio de las libertades, bajo el argumento del bien supremo de la nación, que
sólo él puede definir.
Recordemos, además, que ese cambio discrecional y autoritario de usos de suelo se hizo sin consulta alguna con la ciudadanía. Seguramente se preguntaba: ¿si desconfío de la sociedad civil, para qué le pregunto su opinión sobre un cambio de modelo de urbanización de la capital? En caso necesario, le preguntaría su opinión a quienes ha regalado cosas, compradas con dinero público. Durante su gestión como jefe de Gobierno toleró la expansión del narcotráfico en Tláhuac, y después hacia toda la ciudad. No es exagerado afirmar que ya aplicó una amnistía de facto al crimen organizado cuando gobernaba. Aquello que propone para todo el país ya lo hizo en la Ciudad de México, con los resultados conocidos por todos: el problema se ha agravado y está, francamente, más allá del control del Estado. Y como operador de esa “amnistía al crimen organizado” tuvo al entonces jefe de la policía capitalina, Marcelo Ebrard. Esto también explica por qué Morena gobierna a la delegación Tláhuac: lo hace de la mano del cártel que opera en ese territorio. ¿Será que el enojo de AMLO con Mancera se debe a que aquel considera que éste traicionó su acuerdo con el narcotráfico, al combatir a ese grupo, incluso abatiendo a sus líderes más significativos? Posiblemente nunca tengamos una respuesta concreta a esa pregunta, pero un estudio indiciario lleva a pensar que Morena en la CDMX está molesto por lo que considera el haber sido descubiertos infraganti en su relación ilícita con el narcotráfico, pues llegó al extremo de regalarle al “narco delegado” una candidatura a diputado y la posibilidad jurídica del fuero constitucional. La mejor manera de descifrar quién es López Obrador y cómo pretende gobernar su copycat Sheinbaum a la ciudad, es recordando lo que fue su gestión de gobierno. Sólo así entenderemos por qué López Obrador se considera traicionado por gobernantes que decidieron desobedecerlo.