Espino, una plaga en política

El cerebro que descarriló a Andrés Manuel López Obrador en 2006, se llama Manuel Espino Barrientos, entonces jefe nacional panista, que ha andado de saltimbanqui en los partidos políticos hasta colocarse ayer en Morena, pero lo que no cambia es que seguimos hablando del mismo hombre sin escrúpulos y de los más retrogradas de la política nacional. Ayer después de que su agrupación política se reunió con candidatos presidenciales para inclinarse al final a favor de AMLO, pensé de inmediato en dos frases de Pepé Mujica, el ex presidente de Uruguay, que cambió la forma de hacer política: “Los políticos tenemos que aprender a vivir como vive la mayoría, no como vive la minoría”. “A los políticos que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política”. ¿Qué por qué vienen a cuento? Porque tras romper con Felipe Calderón en el PAN, Espino fue aliado de Peña Nieto del que después se enemistó, luego llegó como diputado federal por Movimiento Ciudadano, del que terminó separándose cuando la bancada del partido naranja renunció a seguros de vida y gastos médicos mayores, así como bonos extras para eliminar el despilfarro de recursos públicos. Espino no es la persona en el servicio público que lucha por el cambio del régimen corrupto ni López Obrador es Pépe Mujica, un viejón que sigue viviendo en una zona rural de Montevideo y sus traslados los hace en un Volkswagen ochentero. El ex panista hace negocios de la política. Regentea un supuesto movimiento de ciudadanos libres e independientes. A Dante Delgado le sacó ocho candidaturas a diputados y alcaldes y garantizó su pluri que lo metió directo en el Palacio de San Lázaro aun cuando sus ocho aspirantes fueron masacrados en las urnas. El diputado federal Jorge Álvarez Máynez, un joven cercanísimo a Dante que se opuso al ingreso de Espino a MC, le escribió por twitter a Espino: “Excelente decisión @ManuelEspino. Qué bueno que el tiempo me dio la razón sobre ti”. Y añadió la captura de otros tuits. Uno de ellos es del propio Espino fechado el 29 de octubre de 2016. “La mezquindad y ambición de quienes se dicen demócratas, abre la posibilidad de que en 2018 les gane el demagogo populista. Mal para México”. Esto es referencia a AMLO, pero hoy que esta con él se lee como un inscripción grabada para su nueva conversión como morenista. En una farsa montada y a la que se prestaron José Antonio Meade y Ricardo Anaya porque pasaron por una especie de confesionario, mil 200 supuestos líderes de agrupaciones (los mismos con que perdió en MC) Espino terminó anunciado su apoyo a López Obrador, con quien, como dijimos aquí desde febrero, ya estaba congraciado y perdonado por el hombre, de superioridad moral,  que según va a cambiar el régimen. Espino, el que insiste que los matrimonios gays aniquilan y pervierten a la humanidad, encarga la plaga que ataca y destruye el verdadero espíritu del servicio público y la política.