Existen en México alrededor de 6 millones de jóvenes, entre 15 y 24 años de edad, que NI asisten a la escuela NI realizan alguna actividad laboral, y negativamente se les conoce como ninis.
Según datos del Inegi, tres de cada cuatro son mujeres, 6 de cada 10 están en localidades urbanas y, generalmente, pertenecen a familias de bajos ingresos. Aunque es un fenómeno que se presenta de manera intermitente en la vida de los jóvenes, afecta cada vez a un número mayor y sus impactos son de más relevancia.
Las consecuencias de este fenómeno son graves. Económicamente, hay pérdidas en el uso de recursos humanos en su periodo más productivo (Bono Demográfico). La OCDE estima que el costo por su improductividad alcanza 1% del PIB al año. Tiene impacto en sus familias, ya que al tener a integrantes no productivos, ven disminuido su ingreso, consumo per cápita y nivel de vida.
Socialmente, se incrementan sus riesgos, como involucrarse en situaciones delictivas y violentas (ser reclutados por el crimen organizado), adicciones, enfermedades o embarazos no deseados. Los responsables de las políticas públicas no han podido contener ni revertir el fenómeno.
Las escuelas no son un espacio que logre retenerlos, ni generadoras de habilidades que les permitan emplearse. La política laboral y su reciente reforma también han sido limitadas y con pobres resultados.
El próximo gobierno deberá hacer al menos tres consideraciones en sus políticas para atenderlos:
1) Retención escolar. Replantear el esquema de incentivos (apoyos económicos o en especie), según las necesidades del joven. Desarrollar para nivel secundaria y medio, de todos los sistemas, indicadores que anticipen el abandono y lo eviten (como medidas del Sistema de Alerta Temprana y de atención individualizadas tipo Programa Construye T, usadas de manera focalizada por la SEP). Reconfigurar las relaciones entre la comunidad escolar para generar identidad, pertenencia y seguridad.
2) Calidad y Oportunidad. Profundizar la Reforma Educativa para adoptar métodos de enseñanza-aprendizaje, contenidos de estudio y capacitación docente, que generen formación integral, basada en competencias y habilidades para su mejor desarrollo personal, social y laboral, haciéndolos capaces de continuar en la escuela, incorporarse a un empleo y evitar riesgos.
3) Emprendurismo. Identificación de vocaciones y actividades alternativas. Apoyar el autoempleo de los jóvenes haciendo más accesibles los programas de financiamiento y acompañamiento. Promover con incentivos al empleador para mayor incorporación y permanencia de jóvenes en el trabajo. Impulsar con estímulos, la práctica del deporte, cultura y artes que mantenga a los jóvenes ocupados.
Tener éxito en estas políticas implica dar a los jóvenes certidumbre sobre su futuro, aliviar la presión que existe sobre sus familias y que el Estado cumpla con su responsabilidad social.
LUIS ANTONIO RAMÍREZ PINEDA
DIPUTADO LOCAL DEL PRI EN OAXACA