¿Doctrina Monroe otra vez?

LIMA. Era una cuestión de tiempo. De creer a la prensa estadounidense, una de las cosas que el presidente Donald Trump piensa sacar del armario es la "Doctrina Monroe", la tesis creada a principios el siglo XIX y que reclamaba "América para los americanos". Claro que la interpretación sirvió no como expresión de defensa común ante algunos intentos europeos por restablecer dominio sobre sus viejas colonias sino para justificar las intervenciones estadounidenses en la región, sobre todo durante la "Guerra Fría" del siglo XX. Ahora, dice Howard LaFranchi, el sólido especialista diplomático de The Christian Science Monitor, el gobierno Trump busca resucitar la "Doctrina Monroe", en parte para enfrentar las supuestas intervenciones electorales rusas, en parte para tratar de poner un coto a la creciente influencia económica y diplomática china en América Latina. Se trata, dice, de opinar. Trump llegó a la Casa Blanca en una campaña política en la que vendió nostalgia y prometió que haría "grandes otra vez" a Estados Unidos, la mayor potencia militar y económica del mundo. Las implicaciones eran sobre todo domésticas, con una pesada carga antimigrante, xenofóbica, contra el libre comercio, para cortejar a un sector de población, compuesto, sobre todo, por blancos cristianos, de clase media baja y rural. La promesa era el regreso de empleos industriales, la resurrección de Estados Unidos de los años 50 y 60, cuando las minorías tenían que amotinarse para ser escuchadas o hacerse oír bajo protección militar del gobierno federal. Y por supuesto, el derecho de intervenir como, donde y cuando se quisiera, frente a rivales ideológicos, políticos y militares como enemigos como la Unión Soviética en una "Guerra Fría" que duró 70 años y se tradujo en innumerables conflictos. La Unión Soviética ya no existe, y con ella la idea de una internacional subversiva y antidemocrática. Pero los juegos geopolíticos continúan, y tanto EU como Rusia trabajan y promueven sus intereses mientras tratan de crear problemas en las zonas de influencia "del otro". Hay un tercer jugador de importancia: China. La actual segunda economía del mundo se ha convertido en un competidor de importancia con una agresiva diplomacia comercial y financiera. China es hoy el principal cliente para las materias primas y los productos agrícolas de varios países sudamericanos, y una importante fuente de inversiones. Las Cumbres de las Américas fueron en parte una forma de desfasar la "Doctrina Monroe". La idea general era tratar de establecer un mejor diálogo y mejores vínculos en base a comercio y mejorías económicas. Pero la atención de EU se desvió, y otros actores, especialmente China, llegaron a la región, con mejores tratos o menos condiciones. Es esa competencia la que preocupa hoy a los Estados Unidos de Trump.