¡Qué broncas!

Menudo merequetengue ha generado esta semana el TRIFE. Ha entrampado al INE imputándole una supuesta violación al derecho de audiencia, que no se dio porque no tenía sentido revisar lo absurdo, miles de firmas inviables ya desechadas con todas las de la ley, cuando a este le toca respetar y aceptar sus determinaciones. El INE reportó sendas irregularidades del Bronco en la recolección de firmas y lo reprobó en los requisitos solicitados, para que después lo exentaran de golpe y porrazo, o, como se dice por ahí, “de un plumazo”. Su aparición en la boleta no borra la falsificación, el uso indebido de datos oficiales, ni la mala intención de engañar que detectó la autoridad. Entre broncas que no son buenos augurios, ya se erigió un escenario de desconfianza hacia la legalidad y legitimidad del proceso electoral. Se han tensado los ánimos en torno a la aceptación y validez del resultado que se anuncie el 1° de julio. Esta bronca exhibe la gran necesidad de ciudadanizar el sistema político del país, de sanearlo y rescatarlo del control que tienen los partidos, pues ellos aprueban a los consejeros y magistrados de estas instituciones. Las reacciones no se hicieron esperar y no sorprende la bienvenida y aval del candidato del PRI al cuarto priísta de la contienda, entre cuates se verán. Considero que dado que la otra candidata independiente sí llegó con todas las de la ley, esta situación enaltece aún más su mérito para lograrlo. Honestidad, congruencia y valores, la única candidata ciudadana en la boleta, que ni el complicado proceso puso en entredicho. Solo 425 firmas infiltradas como simulación, que ya denunció ante la Fepade, mientras los otros cuatro priístas en la boleta tienen la bronca de aclarar su carencia de principios y congruencia, Anaya sus turbios negocios inmobiliarios, Meade su complicidad de corrupción en las dependencias que estuvo, López, de qué vive su pragmatismo conservador antiético impulsado por su ambición de poder, y el Bronco Rodríguez, cómo fue erigido como el candidato de los magistrados Vargas, Infante, Soto y Fuentes. Además del malestar que ha causado su presencia en la boleta, está el riesgo de que esta jugarreta desmotive el voto y descalifique a una elección que no se ha dado todavía. Es bien sabido que avalar y pasar por alto la trampa desincentiva el ejercicio del sufragio. Pero la danza de la bronca del Bronco no termina todavía. Sus marrullerías han sido denunciadas por el INE ante la Fepade, y falta que se aclaren las faltas detectadas por la Unidad Técnica de Fiscalización, que sigue haciendo lo que le toca frente al candidato que tuvo que dejar pasar.   Diacrítico: Más valdría ir integrando un gran observatorio ciudadano de los órganos electorales, con juristas especializados en derecho electoral. Hay que seguir con lupa su actuación, entre tantas burdas simulaciones. De entrada, la primera tarea de todos los candidatos debiera ser sacudirse las broncas y aclarar sus escándalos de corrupción, esos de los que Margarita Zavala se salva y salvará.