Javier García Bejos: El reto juvenil del empleo

En nuestros días, los jóvenes ya no son el futuro, sino el presente. Esto es una realidad en diversos ámbitos, pero en lo laboral, es innegable que las nuevas generaciones están dictando tendencias. Las nacientes tecnologías y modalidades de trabajo, basadas en el tiempo libre, han abierto posibilidades para incluir más talento, pero han impuesto también otro reto a la formalidad. Por ello, en la consolidación de esquemas de trabajo que garanticen empleos decentes, los jóvenes deben tener plena garantía de sus derechos, así como herramientas para hacer frente a un mundo en constante transformación. La situación del mundo del trabajo juvenil no es sencilla. De acuerdo con cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la proporción de jóvenes en la fuerza de trabajo global cayó 6.2 puntos porcentuales entre 1997 y 2017, estando hoy en 15.5 por ciento. Otro dato revelador está en la tasa de participación juvenil, la cual está en 45.7 por ciento, 10 puntos menos que hace 20 años. Probablemente la crisis de hace 10 años haya tenido un impacto considerable, sin embargo, también hay que analizar las nuevas condiciones que predominan en los mercados. Como ocurre para todos los grupos de edad, muchas de las problemáticas se relacionan con la informalidad. La tasa juvenil respecto a este tipo de trabajo es 20 puntos porcentuales más alta que para los adultos; tres de cada cuatro jóvenes trabajan fuera de la formalidad. El tema no es la deseabilidad, ya que los jóvenes demandan seguridad laboral. El asunto está en que, frecuentemente, las instituciones del mundo de trabajo no han sabido adaptarse con rapidez a modalidades como el trabajo por cuenta propia y el outsourcing, acelerando la informalidad que prevalece principalmente en países en desarrollo. Afortunadamente, los países y organizaciones han puesto manos a la obra para aumentar tanto la cantidad como la calidad de los empleos. Las principales apuestas están en la formación de habilidades y la defensa de los derechos laborales. En particular, sabiendo que hoy la ruta va por la capacidad de resolver problemas complejos y la adaptabilidad, con especial énfasis en la aplicación de la tecnología, países como el nuestro deberán emprender políticas públicas coordinadas que fomenten modelos educativos prácticos, esquemas de financiamiento sostenible y sinergias público-privadas que vinculen laboralmente a los jóvenes de hoy y del mañana. En este contexto, México puede y debe mirar al futuro con buenos ojos, sabiendo que tenemos las ganas y el talento de la mayor cantidad de jóvenes en nuestra historia. Ahora, hay que fortalecer lo realizado; formalización para ampliar la protección, ejercicio de derechos para mayor certidumbre y trabajo en equipo para desarrollar oportunidades de calidad. JUEVES