Proyecto Irazú es el nombre que adoptó la iniciativa por la que se coloca en el espacio el primer nanosatélite diseñado y ensamblado en Costa Rica el lunes 9 de abril del presente. Se reporta que el artefacto tiene una estructura ligera de cerca de un kilogramo de peso y un tamaño cerca de 20 centímetros.
El lanzamiento ha sido seguido por los expertos y científicos que han participado en los preparativos por más de ocho años, así como el público centroamericano que celebra este logro costarricense que se realizó con el apoyo de empresas privadas y para el que se realizaron campañas públicas, como las de proponer el nombre del satélite y la de recaudación de fondos.
Como parte de la misión espacial está la tarea de la recolección de datos sobre el crecimiento forestal, variables ambientales y carbono en los bosques tropicales de Costa Rica, lo que permitirá conocer los efectos del cambio climático en el país y la región. Se ha informado que la meta es la utilización de los datos para contribuir a que el país llegue a ser carbono neutral en el año 2021.
El artefacto fue lanzado a bordo de una nave espacial Dragon CRS-14 de la base de Cabo Cañaveral, Florida, en Estados Unidos, a las 16:30 hora local (21:30 GMT) y transportado por un cohete falcón que despegó con dirección a la Estación Espacial Internacional (EEI). De ahí, con la participación del Módulo Experimental Japonés (Módulo KIbo), astronautas se encargarán de liberarlo, para que circule en la misma órbita de la estación.
El proyecto obedece a una iniciativa impulsada por la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y el Espacio (ACAE), fundada en 2010 por profesionistas interesados en el desarrollo tecnológico con el objetivo de desarrollar e inspirar el talento centroamericano impulsando nuevos paradigmas y modelos de desarrollo, haciendo confluir a los actores del campo aeroespacial, ante problemas comunes, como el de la deforestación.
La pérdida de bosques que alcanza a toda la región mesoamericana es un foco de preocupación global, dadas las condiciones de biodiversidad de la zona. La frecuencia de incendios y pérdida de áreas verdes es creciente. La sinergia y confluencia de esfuerzos regionales requieren todos los apoyos posibles desde lo local, como también de los organismos multilaterales en esta nueva época aeroespacial.
Sólo este domingo 8 de abril, se reportó un incendio forestal no muy lejos del centro histórico de Guatemala que alcanzó una extensión de 60 hectáreas, que requirió una respuesta inmediata de socorristas, bomberos, policía y gobierno. Las autoridades nacionales reportaron que éste era uno de 12 que se habían reportado en varios departamentos del país.
El problema de la deforestación regional y la necesidad de la cooperación ha permitido la concreción de un proyecto con un futuro prometedor, a partir de la colaboración entre sociedad, gobierno, academia e industria, como lo propone la organización no lucrativa que impulsó el nuevo proyecto espacial regional centroamericano. Iniciativas como éstas merecen todo el apoyo y felicitación, donde quiera que se necesiten.
*Catedrática universitaria