Miguel Ángel Margáin: Eso de las patentes y marcas

El tema de propiedad intelectual (PI) es uno de los cuales urge, como país, ponernos a reflexionar y trabajar. En la medida que ocupe uno de los primeros lugares en las agendas de los sectores de nuestra sociedad y economía, el despegue de México se verá multiplicado. Si bien hemos avanzado en fortalecer la cultura de PI, el tema no sólo no está posicionado como debiera, sino que es tomado a la ligera. Y para muestra un botón. Hace días saludé a un presidente de una cámara de comercio, quien a su vez me presentó a una tercera persona, palabras más palabras menos, de esta manera: “Te presento a Miguel Ángel Margáin, del IMPI, el encargado de eso de las patentes y marcas”. Sin dejar de agradecer el gesto, quedé perplejo respecto de la última frase, por su significado y por venir de un empresario y dirigente de uno de los sectores más beneficiados del sistema de PI. “Eso de las patentes y marcas”, junto con los diseños industriales, modelos de utilidad, secretos industriales, avisos comerciales y derechos de obtentor de variedad vegetal, constituyen la llamada propiedad industrial, la cual con los derechos de autor da lugar a la propiedad intelectual, disciplina y conjunto de derechos humanos y económicos que protegen los resultados de la actividad intelectual, los frutos de la innovación y creatividad, y que casi son la totalidad de los activos intangibles. En una sociedad y economía del conocimiento, los intangibles han escalado en importancia al grado de convertirse en los activos de más valor económico. El conocimiento, la actividad intelectual, la mentefactura, la innovación y la creatividad se han convertido en el pilar fundamental y motor central del crecimiento económico, pues en ellas radica la clave para competir en el mercado; de aquí que no es de extrañar que 84% del valor de las empresas del índice S&P 500 (2015) corresponda a activos intangibles. La innovación conlleva un elemento común que la caracteriza: una idea novedosa con el fin de llevarla al mercado y así satisfacer alguna necesidad y/o solucionar problemas sociales o económicos. Para que esto ocurra, la idea necesita exteriorizarse y materializarse para poder ser explotada al máximo, generando un provecho no sólo para su titular, sino también para su entorno. Los derechos de PI – “eso de las patentes y marcas” – son los que protegen, dan identidad y valor a los frutos de la innovación y la creatividad, a esas ideas novedosas; son los medios con los que cuenta la mentefactura para llegar al mercado. Estos derechos se han convertido en la moneda de cambio de la sociedad y economía del conocimiento. Los datos ponen en evidencia que, en la época actual, la inversión en intangibles ha aumentado con mayor rapidez que en otro tipo de activos. Las empresas destinan sumas considerables para hacerse de capital intangible, no solo en I+D,  sino también en imagen corporativa y publicidad, en nuevos modelos de negocios, entre otros. Existe una relación positiva entre la actividad innovadora y la productividad y ventas de una empresa. Lógica pura: incremento de capital intelectual para competir en mercado de conocimiento. La propiedad intelectual juega un rol esencial y determinante en las políticas públicas de innovación y en las estrategias empresariales; necesariamente debe tenérsele como eje pues, además de lo señalado, orienta las inversiones en I+D. El sistema ofrece la posibilidad de estar al tanto de lo que ocurre en el campo científico, de especializarse, de ser más innovador y eficaz. Un ejemplo de lo benéfico del sistema es el fácil acceso al universo de patentes publicadas, fuente de conocimiento sobre el cual se puede trabajar. Así, “eso de las patentes y marcas” es un tema que debe posicionarse como central y esencial en nuestra actividad pues, así como del crecimiento inducido por la innovación todos podemos participar, también podemos beneficiarnos de ello. Desde el momento en que la mente empieza a trabajar debemos tener a la PI como un aliado y sacarle todo el provecho para beneficio individual y colectivo.   *Director General del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial