Por un momento pensé que era poco serio dedicarle una columna entera a la joya discursiva que el día de ayer Andrés Manuel López Obrador pronunció ante la Asamblea de Socios de la American Chamber. La periodista Adriana Pérez Cañedo cuestionaba a AMLO sobre la venta del avión presidencial que tantas veces ha pregonado el candidato: “imagínate que vas a una reunión de las Naciones Unidas y no llegas porque el avión (en vuelo comercial) se retrasó 3 horas, o 4”, le planteó la conductora de Canal Once, quien además de las cuestiones de protocolo, oportunidad y seriedad, argumentaba asuntos de seguridad. “¡Pues no llegué!”, respondió el candidato y desató risas entre el auditorio. #PUESNOLLEGUÉ repitieron las redes sociales ayer por la tarde, hasta el cansancio.
Después reparé en todo lo que significaba esa simple frase del candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia, que va a la cabeza de las encuestas de preferencias electorales al día de hoy. Pensé en la falta de precisión. Pensé en cuán efectivo es decirle a un país pobre que su presidente no puede tener el avión presidencial más caro del mundo.
Antes, López Obrador decía que el avión oficial que utiliza México no lo tiene ni Obama, ahora lo actualizó usando el nombre del presidente Trump en la frase. Vamos poniendo los números claros, porque, como dije, su frase recurrente puede ser muy efectiva, pero… ¿es verdad?
El Boeing 787-8 que traslada al presidente mexicano costó 218.7 millones de dólares. No es cierto que sea el más caro del mundo. Estos son algunos de los costos declarados por gobiernos del planeta sobre las aeronaves que transportan a sus mandatarios… y compilados por fuentes diversas. China, 248 millones de dólares. Inglaterra (hablamos del que utiliza Theresa May, no la reina), 250 millones. Francia, 268 millones. Alemania, 300 millones. Rusia, 498 millones. Estados Unidos, 995 millones. Y además, al menos Túnez, Bangladésh, Jordania, Japón, Zimbabwe y Arabia Saudita, tienen aeronaves oficiales más caras que la mexicana.
Esta no es una defensa del avión que compró Felipe Calderón y fue entregado ya durante el gobierno de Peña Nieto. Se trata, más bien, de señalar algunas verdades y algunas mentiras. ¿Usted quiere un presidente que llegue tarde al acuerdo de asuntos importante de seguridad internacional o al acuerdo de negocios que valen mucho más que 218 millones de dólares? ¿Es descabellado plantearle al candidato que los vuelos comerciales sí se retrasan?
Quizá, lo que deberíamos hacer los mexicanos es prestarle atención a los detalles y no repetir como loros un discurso que tiene más de demagogia que de practicidad. El costo del avión presidencial es menos del 10 por ciento del presupuesto de egresos de la federación. Muchísimo dinero que, sí, podría usarse en otras cosas, pero no tanto como le ha costado la corrupción a este país que busca una salvación. Y, por otro lado, el avión costó eso cuando era nuevo. Su valor ya no es el mismo, venderlo es más bien un acto de exhibicionismo, pero no una solución de fondo a los problemas de verdad. Así de sencillo.
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@gabrielbauducco
Lunes 9 de Diciembre de 2024