La “Marcha por Nuestras Vidas”, llevada a cabo el pasado 24 de marzo, fue el resultado del esfuerzo por conmemorar no sólo a los 17 muertos de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, sino a todos los miles de víctimas que se han acumulado a través de los años debido a la falta de regulación de armas en la Constitución estadounidense.
Ahí se reunieron personas de todo el país para expresar que han tenido suficiente violencia a causa de las armas; y con el impulso del paro estudiantil nacional, los estudiantes exigieron que se escuche su voz.
Everytown for Gun Safe, un grupo dedicado a defender el control de armas, ayudó a los estudiantes a planificar y coordinar el suceso.
La petición en la página del movimiento exigió principalmente tres cosas: aprobar una ley para prohibir las armas de asalto, restringir la cantidad de municiones a través de la prohibición de venta de cartuchos de gran capacidad y reforzar los requisitos de la verificación de antecedentes para la compra de armas.
La marcha principal tomó lugar en Washington, a tan sólo unas cuadras del Capitolio, mientras que marchas complementarias se llevaron a cabo en distintos estados, como California y Arizona.
Sin embargo, el movimiento no se detuvo en las fronteras estadounidenses, pues países como Australia, Canadá e Italia también apoyaron las protestas, dándole una popularidad y reconocimiento internacional que ni los estudiantes ni el gobierno creyeron posible.
No es ningún secreto que los millones de dólares generados por la industria de armas han tenido prioridad para el Partido Republicano de ese país durante décadas, al igual que la exigencia del "derecho natal a poseer armas" que el segundo artículo de la Constitución otorga a todos los ciudadanos americanos, cuya importancia ha persistido.
Múltiples debates y reformas sin respaldo han sido propuestas y discutidas en el Congreso, sin llegar a ningún acuerdo ni conclusión significativa que cambie el curso de las leyes.
Sin embargo, tras el éxito de los sucesos de esta semana, ¿habrán logrado los jóvenes estudiantes finalmente sacudir a estos políticos lo suficiente como para cambiar su futuro?
La violencia hoy en día ha escalado a puntos inimaginables. En un mundo tecnológica, económica y culturalmente tan desarrollado, con una globalización que crece al minuto y avances científicos, no hace sentido que la única área donde parecemos retroceder es en la humanidad, los valores y la empatía.
Es hora de poner un alto.
La mejor manera de detener a una persona con un arma, son 75.4 millones de millennials con una voz” Jenna Blum, escritora.