El dopaje y la justicia

El deporte mueve a la humanidad. Actividad física que desde niños captura la ilusión,  pone a soñar con algún día llegar a ser lo que muy pocos logran, y por el resto de la vida nos convertimos en aficionados.
Los niños juegan a hacer deporte, los grandes lo hacen para mantener su salud, y los pocos que llegan al profesionalismo lo hacen para vivir.
Durante siglos y, recientemente, décadas, el deporte era una competencia sana en la que se buscaba ganar una medalla por honor y grandeza nacional; o un campeonato por orgullo y supremacía. El deporte mueve masas, y al llegar la televisión lo llevó de miles en estadios a millones en la pantalla.
Llegó DON DINERO y los motivos para competir y ganar empezaron a cambiar. De gloria, orgullo y honor, poco a poco se fue convirtiendo en ambición, lujos y fortunas.
Una medalla olímpica representa millones para el atleta, el país, los patrocinadores, los entrenadores y mueve a toda una nación y su economía. Un campeonato de cualquier deporte profesional representa ganancias para el atleta, el equipo, la ciudad, los patrocinadores, etc.
Un récord, o lograr ciertas metas de desempeño, representa millones para el deportista, pues así son sus contratos. En fin, es evidente que el deporte y los triunfos van ligados a una economía multimillonaria.
Basado en esto nació el dopaje. Una amenaza a la integridad del deporte. El recurrir a sustancias prohibidas o a procesos ilegales para obtener ventajas competitivas es inaceptable, eso es hacer trampa.
La tecnología avanza a pasos inimaginables, los tramposos desarrollan métodos para encubrir el dopaje mucho más rápido que los sistemas para detectarlo. Hay programas integrales de dopaje en los que participan científicos, médicos, entrenadores y atletas; inclusive se ha probado la  intervención de gobiernos.
En el panorama general, el dopaje genera preocupación, pero la realidad es que el número de tramposos es muy bajo comparado con el universo de atletas.
El boxeo es un deporte de contacto, es peligroso, pero es el más honorable. El boxeador respeta a su rival, reza para que ambos bajen del ring con salud, respeta las reglas y es, generalmente, limpio; al término de la pelea se abrazan reconociendo las virtudes del contrario y honrando al ganador.
El boxeador está consciente que hacer trampa podría dañar la integridad física de su rival.
El dopaje en nuestro deporte es muy raro y se castiga con todo el rigor. La gran mayoría de los casos ha sido por ingesta accidental de medicamentos o suplementos sin dolo.
El tema que tiene a todos hablando de dopaje es el positivo que dio Saúl Álvarez por clembuterol. Sus detractores se dan vuelo con ataques, y en las redes sociales está etiquetado como tramposo y sucio. ¿Es justo lo que está pasando?
Hay muchísima información disponible para estudiar y analizar, para de esa forma, poder opinar del caso de forma responsable.
A continuación un resumen:
- Es de dominio público que el clembuterol es tema de salud pública en MÉXICO y otros países.
- Existen casos que llegaron a ser escándalo por positivo en clembuterol, especialmente en el futbol.
- En el Mundial Sub 17 de 2011, 109 jugadores de diversos países salieron positivos al clembuterol.
- Canelo se ha registrado de manera voluntaria a programas de pruebas sorpresa durante años.
- Saúl Álvarez jamás había salido positivo de ninguna sustancia.
- El nivel de clembuterol encontrado en la primer prueba estuvo muy por debajo de los niveles encontrados en otros atletas en casos anteriores, y la segunda prueba, tres días después, arrojó una disminucion de 10 veces en los niveles.
- TRES pruebas posteriores salieron negativas.
- Expertos concluyen que los niveles y el comportamiento de secreción son consistentes con contaminación de alimentos.
- Existe precedente en boxeo en los casos de Erik Morales y Francisco Vargas y la manera como se manejaron ambos casos. Las peleas se realizaron en Nueva York y California, respectivamente.

¿ES JUSTO CASTIGARLO?

Cada quien tiene derecho a su opinión... Para el Consejo Mundial de Boxeo no es culpable de dopaje; es culpable de negligencia y descuido.

Anécdota de hoy

Para mi papá, Don José Sulaimán, la Semana Santa era sagrada, y sin falta íbamos a Cd. Valles a pasarla con mi abuelito Don Elías. Temperaturas de más de 40 grados, días de alberca, de comidones en familia, tardes de reflexión, noches de películas: Ben Hur, Los 10 Mandamientos o La Pasión de Cristo y sobretodo los momentos donde nos platicaba de la grandeza de Dios, del sacrificio de Jesús y la inspiración que deberíamos recibir para ser gente de bien.
Mi papá conoció diversas culturas, y siempre nos habló de Dios o de como se le quiera llamar: Alá, Buda, es el mismo que existe y se manifiesta. Es el Dios que cuidó y salvó a mi hermana Lucy y a mi sobrino Juan Pablo, precisamente durante esta Semana Santa.
POR MAUIRICIO SULAIMÁN