Para esclarecer el debate sobre lo que pudiera ser un gobierno de Morena en la Ciudad de México, tenemos la ventaja analítica de que ya la gobernó.
Recientemente un medio hizo un análisis de los resultados de la gestión de López Obrador como Jefe de Gobierno. Evaluó los resultados de crecimiento económico, inversión extranjera, endeudamiento, desempleo, seguridad y evaluación popular.
Concluye que López Obrador fue el mejor evaluado en 3 de los 6 de estos rubros. El equipo emblemático de ese gobierno fue integrado por Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, como secretaria de Medio Ambiente. Juntos implementaron el proyecto del tabasqueño en la Ciudad de México.
Sin embargo, esta evaluación desconoce otros saldos claves para la ciudad de esa gestión de gobierno. Para tener una idea más clara hay que evaluar su política urbana, transparencia y concertación ciudadana.
El primer acto de gobierno significativo de AMLO fue emitir el Bando 2. Jamás en su campaña había planteado el tema de cambiar los usos de suelo en la ciudad para facilitarles a los desarrolladores urbanos la opción de construir donde quisiesen, prácticamente sin límites ni cortapisas.
Sorprendió a la ciudad con este acto, máxime que el Bando 2 era un decreto, y no tuvo ni la más mínima consulta ciudadana ni fue sometido a la discusión en la ALDF.
El Bando 2 demostró varias cosas sobre el método de gobernar de López Obrador. En primer lugar, su comodidad para gobernar con instrumentos autoritarios. No se le ocurrió que era importante preguntarle a la ciudad si estaba de acuerdo con un boom inmobiliario que iba a cambiar el rostro de la ciudad para siempre.
En su propio equipo surgió la discrepancia. El secretario de Obras, César Buenrostro, planteó que la ciudad tenía una crisis de abasto de agua y que el boom de construcciones iba a poner en peligro la sustentabilidad de la ciudad.
Amenazó con no dar autorizaciones para más tomas de agua. AMLO simplemente le quitó el manejo del Sistema de Aguas de la ciudad y se lo entregó a Sheinbaum, quien procedió a autorizar todas las tomas de agua para nuevos edificios, como sucedió en el caso de la delegación Benito Juárez y en la desarrollo llamado “Nuevo Polanco”, en la colonia Granada, en la Miguel Hidalgo; en el Centro Histórico de la Cuauhtémoc y en la delegación Venustiano Carranza.
Después se extendió el boom al resto de la ciudad. El Bando 2 también nos dice mucho acerca de quién es, y cómo actúa, Sheinbaum.
Se subordinó totalmente al cálculo político y económico de su jefe. Desoyó las objeciones de Buenrostro, quien sí era un ingeniero serio y experimentado, a diferencia de ella, que subordinó la inteligencia al proyecto político de AMLO, confirmando quién es ella: ingeniera de título, pero carente de sabiduría y empatía.
Por encima de todo, es una persona dispuesta a sacrificar el bien común de la ciudad a los intereses del jefe. Hay que imaginarla gobernando a la ciudad, en nombre del presidente López Obrador. ¡La pesadilla!
Paralelamente, AMLO obligó a toda la estructura de funcionarios a donar el 10% de sus salarios quincenales a “la causa”. En caso de no cumplir, el funcionario sería despedido.
En seis años acaparó miles de millones de pesos en efectivo, que canalizó a su “fundación” Honestidad Valiente, que era una fondo revolvente para atender las necesidades políticas y personales de López Obrador, y administrado por Gabriel García Hernández, quien goza actualmente de un enorme poder interno en Morena, sólo comparable con la cantidad de secretos que le guarda a López Obrador.
Para no ser cuestionado acerca del uso de dichos fondos, López inventó el discurso de confrontación con la mafia del poder, lo cual le permitió darle densidad a la explicación/justificación sobre la necesidad de resistir heroicamente los embates de los enemigos externos con financiamiento cuyo origen y uso nunca se explicaría.
En los 6 años de gestión capitalina no se construyó ni un metro de Metro.
Además de desconocer las necesidades de movilidad de la mayoría de los capitalinos, ese gobierno optó por priorizar la movilidad de coches privados en vez del transporte público, construyendo segundos pisos sobre el Periférico y los Puentes de los Poetas.
Siendo que el encargado de negociar el dinero que aportarían las constructoras a la “causa” era, justamente, García Hernández, mientras Sheinbaum fue la encargada de la obra civil, convirtiéndose en la secretaria de Medio Ambiente
que más concreto le ha puesto en la ciudad.
Y fue Sheinbaum quien reservó la información sobre esas obras para que nadie se enterara de los montos que fueron canalizados para financiar “la causa”.
Estos son los verdaderos saldos de ese gobierno y dibujan, con precisión, lo que los capitalinos podemos esperar si gana Morena la ciudad: una jefa de Gobierno fanáticamente subordinada en todo al líder. La decisión es nuestra.
POR RICARDO PASCOE