La importancia del estilo personal

Ahora que Donald Trump parece determinado a declarar a EU en guerra comercial con buena parte del mundo, habría que recordar el estilo personal del mandatario y porque actúa como lo hace. Trump ha desplegado una tendencia hacia lo anti-convencional, que le fue de enorme utilidad como empresario, pero de acuerdo con la prensa estadounidense ha sumido a la Casa Blanca en "caos" y creado confusión dentro y fuera de Estados Unidos. Trump tiene un estilo de gobernar que se expresa en mensajes de tuit, que son meras reacciones a temas que escucha o ve por televisión, sin considerar sus implicaciones y una renuencia a corregir o dar marcha atrás, que con frecuencia se ha reflejado en las frecuentes explicaciones y aclaraciones que deben hacer miembros de su gabinete y los choques con miembros del propio Partido Republicano. De acuerdo con The New York Times, la situación ha llegado al grado que analistas en Washington ven "una operación disfuncional en la que un Presidente está atrapado en una burbuja insular y demasiado dependiente de sus propios instintos y evaluaciones, tan informadas o no como puedan ser". Las ya frecuentes renuncias de funcionarios de la Casa Blanca parecen dar la razón a ese análisis y confirmar que Trump no confía más que en sus opiniones y la de aquellos que o bien le dicen lo que quiere escuchar o bien tratan de llevarlo a variar sus posiciones sin contradecirlo. Y aquellos que creen que pueden controlarlo aprenden pronto que están expuestos al despido o a ser alejados del círculo de consejeros. Pero el estilo no es algo nuevo y de hecho ya desde su campaña presidencial había advertencias sobre las tendencias personales, definidas incluso como "cesaristas" por lo autoritario y personalizado. Uno de los personajes con mayor influencia en la vida de Trump fue Roy Cohn, su abogado en los 70 y 80, y uno de los más duros, antiéticos y amorales personajes de la historia reciente estadounidense. Cohn ha sido descrito como un homosexual homofóbico, que a principios de los 50 formó parte del equipo de los comités "cazacomunistas" de Richard Nixon, primero, y de Joseph McCarthy, después. Emigró luego a Nueva York, donde se distinguió como abogado litigioso y aconsejó a grupos mafiosos. A principios de los 70, Cohn conoció a un joven empresario, Trump, al que de hecho introdujo en a vida de Manhatan aunque como él, nunca fue aceptado bien a bien en la élite neoyorquina. El joven empresario probó ser un alumno adepto. De acuerdo con algunos autores, la esencia del impacto que Cohn tuvo sobre Trump puede resumirse en tres mandamientos que son efectivamente parte fundamental del credo político del mandatario: - Nunca llegar a un acuerdo, nunca rendirse. - Contraatacar y contrademandar inmediatamente. - Sin importar lo que pase o que tan mal se esté, cantar victoria y jamás admitir la derrota. Y ciertamente recordar que durante su campaña aseguró que él era el único capaz de resolver los problemas. Esa convicción hace su gobierno. Hasta ahora.