Finalmente se consumó la peregrina idea de eliminar el descenso en el futbol mexicano.
“Ya que estás tan seguro de que eso va a pasar…”, me decía hace unas semanas Guillermo Cantú, como pidiéndome que no me adelantara a los hechos.
Pero es que no hace falta ser adivino: una vez que a los dueños de clubes de la Primera División se les ocurre algo, así sea una patraña antideportiva, lo más seguro es que sus demás cófrades la aprobarán sin pudor. A cambio del no descenso, subirán dos equipos en los próximos dos años, hasta llegar a 20 en el máximo circuito, siempre y cuando éstos tengan la solvencia económica exigida por los federativos.
En un breve comunicado, la Federación Mexicana de Futbol anunció que “se realizará un análisis de la viabilidad de los clubes para participar en la liga”. ¿Por qué no lo hizo antes?
Esta medida sobreprotectora servirá para garantizar la permanencia en la Primera División de equipos mediocres. Una aberrante eternización de franquicias.
Las escuadras de media tabla para abajo no tendrán que preocuparse por la quema del descenso, lo cual fomentará la mediocridad en los próximos cuatro torneos. ¿Así quieren elevar el nivel futbolístico de la liga? Qué forma tan descarada y antidemocrática de los dueños de aferrarse a su silla.
Se trata de una determinación que atenta contra el espíritu del deporte, pues la consecuencia lógica de un mal desempeño futbolístico es perder la categoría.
Existe otro ingrediente: si el equipo que conquista el título de la división inferior no es uno de los seis con derecho a ascender, se quedará en la Segunda División. O sea, aunque juegues bien, si no tienes lana, te friegas en donde estás.
De esta manera, al final del actual torneo, el peor equipo de la Primera División puede terminar quedándose en esa categoría si el ganador de la liga abajeña no es uno de los seis con derecho a subir.
¿Los demás equipos del Ascenso MX se van a quedar con los brazos cruzados? ¿Han pensado en emprender acciones legales contra la FMF, que es la que avala las decisiones de los propietarios de los clubes?
A partir del segundo torneo de este año, el peor equipo de la Primera se quedará en su sitio, a través del pago de una cantidad. Eso se llama comprar la permanencia. Billete mata deportivismo. De igual manera, si el equipo campeón no cuenta con el derecho a ascender, recibirá una cantidad económica. Premio de consolación inaceptable, desde un punto de vista estrictamente deportivo.
Lo que estamos presenciando es el secuestro de la llamada Liga MX por parte de unos cuantos acaudalados que se sientan en su macho y deciden no bajarse del barco, ante la perplejidad de afición, prensa y equipos desamparados.