El Día Internacional de la Mujer nos debe servir para recordar que un mundo que niega derechos a más de la mitad de su población no puede construir prosperidad sostenida. Nos debe servir para entender que pagarle menos a una mujer que a un hombre por el mismo trabajo afecta la productividad de toda la economía. Nos debe obligar a reconocer que ejercer violencia contra una mujer es ejercer violencia contra toda su familia, contra su comunidad, contra toda la sociedad. Nos debe servir para abrir los ojos y darnos cuenta de que cada mujer lastimada en su cuerpo y en su dignidad es un fracaso de todos, mujeres y hombres por igual.
El Día Internacional de la Mujer debe ser un llamado a la acción ética y responsable para construir un mundo mejor para todos. Una calle donde una mujer puede caminar sin miedo es una calle segura para todos. Un vagón del metro, autobús o taxi que una mujer puede tomar sin temor, es un transporte seguro para todos. Un gobierno que brinda salud y educación de calidad a las mujeres es un gobierno que cumple sus obligaciones con todos. Una empresa donde se respeta la dignidad y la integridad de una mujer es una empresa que será mucho más productiva y mucho más humana en beneficio de todos.
Una sociedad donde la mujer tiene el lugar que le corresponde –en igualdad, sin más ni menos derechos que los del hombre– será una sociedad más justa que le dará su lugar a todos.
Este día es también un llamado a todas las mujeres que hemos ganado con gran esfuerzo la oportunidad de salir adelante, de estudiar, de crecer profesionalmente y alcanzar nuestras metas. Es cierto: nadie nos ha regalado nada y todo nos ha costado más, a veces mucho más de lo que hubiera sido necesario en una sociedad igualitaria. Hemos tenido que vencer obstáculos y romper techos ya no digamos de cristal, sino de cemento.
Y por eso precisamente tenemos la capacidad y la fuerza necesarias para salir de nosotras mismas y ayudar a las mujeres que vienen detrás: a las jóvenes que apenas van iniciando sus carreras profesionales y tienen el mismo mar de dudas e inseguridades que nosotras tuvimos a su edad. Un “gracias”, unas palabras de aliento, un consejo profesional, un trato digno y un pago justo por su esfuerzo son una herramienta más efectiva para empoderar a una generación que diez mil hasthags en redes sociales.
Las mujeres que hemos construido más oportunidades tampoco debemos olvidar nunca que tenemos la obligación de ser más solidarias y humanas con esas mujeres que todos los días, calladamente, sostienen a nuestra sociedad con su trabajo en nuestras casas, oficinas, fábricas, escuelas y hospitales. Todas esas mujeres merecen nuestra admiración, respeto, reconocimiento y apoyo.
Hay que quitarle lo rosa al Día de la Mujer. Es una fecha que debe ir mucho más allá de la discusión de los temas de género. Es un día que debe unir a la sociedad en una reflexión a fondo sobre qué es lo que más nos importa, cuáles son nuestras verdaderas prioridades y qué actitudes queremos erradicar. Hay que convertirlo en un día en el que todas y todos, mujeres y hombres, reflexionemos sobre la igualdad de derechos y oportunidades que nos permitirá construir un mundo más justo y más humano.
Liliana Mejía
Directora Global de Asuntos Corporativos de Grupo Bimbo.
Martes 10 de Diciembre de 2024