Por las mujeres  

A menudo se escucha que la pobreza tiene rostro de mujer, y efectivamente como grupo vulnerable, su desarrollo es frecuentemente marginado por falta de oportunidades, las nuevas características de las familias, la migración de los hombres, y en algunos casos, tradiciones mismas de las comunidades. Lamentablemente, la realidad que viven origina el círculo de pobreza y desigualdad que estructuralmente no pueden vencer. Cada que camino por el país, valoro el compromiso que hizo el presidente Peña Nieto de enfrentar la pobreza, y particularmente, las inaceptables condiciones en que muchas mexicanas enfrentan la vida. Por eso, cuando una mujer es empoderada, entonces cambia toda la familia; si está sana, su entorno es estable, si puede garantizar la educación de sus hijos, entonces se rompen las cadenas de la marginación, y cuando ellas trabajan y emprenden, modifican para siempre sus horizontes. De eso se trata hoy nuestra política social, de tener a las mujeres como columna vertebral en la lucha contra la pobreza. No es casualidad que en un país donde tres de cada 10 hogares tengan jefas de familia, hoy 60% de los beneficiarios de Sedesol sean mujeres, más de 24 millones. Esto nos da la dimensión del compromiso que tenemos desde el Gobierno de la República, en donde principalmente el programa Prospera empodera a más de 15 millones de madres de familia, con componentes de inclusión productiva que permiten superar la falta de oportunidades. Las historias de estas mujeres están en cada rincón, donde son protagonistas de una política que se está reescribiendo alejada del asistencialismo, cada vez más cercana a la posibilidad de generar autosuficiencia y desarrollar capacidades. La poderosa relación IMSS-Prospera es directamente responsable de un aumento sin precedentes de la cobertura de salud; la beca SEP-Prospera abre la posibilidad de que madres de familia con apenas estudios básicos tengan hoy hijos universitarios, mientras que el Seguro de Vida para Jefas de Familia, compromiso del presidente, tiene ya cobertura para siete millones que, de llegar a faltar, tienen hoy la certeza de que sus hijos podrán continuar sus estudios. Así, 1.1 millones de mujeres superaron la pobreza extrema entre 2012 y 2016, la carencia por acceso a servicios de salud pasó de 11.6 a 8.5 millones en el mismo periodo, mientras que 1.4 millones de mujeres superaron la carencia alimentaria. En suma, las mujeres mexicanas son hoy, como nunca antes, nuestra vocación y principal compromiso. Toca ahora a toda la sociedad seguir abriendo espacios, porque la justicia social, el bienestar y la fortaleza del tejido social sí tienen rostro de mujer. Por eso vale la pena todo el esfuerzo que estamos haciendo.   Javier García Bejos Subsecretario de Planeación de Sedesol @jgarciabejos