El día después de los comicios (curiosamente el “11-9” de 2016) supimos que nos tendríamos que familiarizar con dos términos griegos. El primero, “cleptocracia” (régimen que institucionaliza la corrupción y el hurto), lo conocemos bien, por ser el eje rector de la política en México (lo digo como observación, no como descalificación). El segundo, “kakistocracia” (el gobierno de los peores) nos es un poco ajeno porque la crueldad no ha sido característica del PRI. Las fallas del régimen mexicano tienen más que ver con ineptitud, aunado a la corrupción, que con un intento de dividirnos como país y/o hacerle daño al prójimo.
Éste no es el caso del régimen en el país vecino. Todos los reportes apuntan a que la amenaza (¿declaración?) de aranceles sobre acero y aluminio que hizo el presidente fueron producto de un berrinche. Su principal confidente, Hope Hicks (apodada “Trump whisperer”) había atestiguado que parte de su trabajo era mentir en nombre del presidente. “¿Cómo puedes ser tan tonta?” le preguntó, momentos antes de que ésta renunciara. Al mismo tiempo, se le retiraba el acceso a información sensible a su confidente familiar, el yerno amigo de nuestro Canciller, Jared Kushner. Mientras tanto, las investigaciones sobre la intervención de Rusia en el proceso electoral, pincelaban más nubarrones en el horizonte.
Enojado y sin consultar a nadie, el señor anunció sus aranceles, abriendo la posibilidad de una guerra comercial que tendría efectos desastrosos para la economía mundial. En vez de comenzar su comunicado con referencias a lazos comerciales, la Ministra Chrystia Freeland hizo alusión al hecho de que Canadá es un aliado militar en la OTAN y el sistema de Defensa Aérea de América del Norte (NORAD). La implicación en el comunicado canadiense es que el ignorante y pueril desplante era una amenaza a la cooperación de la cual depende la supervivencia de los Estados Unidos. Se vislumbraba la kakistocracia.
Por otro lado, parte de la razón por la cual el Sr. Kushner no recibió su autorización de seguridad fue por indicios de cleptocracia. Había tenido reuniones privadas dentro de la Casa Blanca en las que pedía dinero para su empresa. En un caso sospechoso de quid pro quo, cuando Qatar se negó a proveer 180 millones de dólares de financiamiento para su edificio en la 5ª Avenida, él impulsó que EUA apoyara un salvaje embargo de Arabia Saudita en contra del emirato.
El cinismo apuntaría a que empresarios mexicanos deberían construir un rascacielos en Reforma con la familia del presidente y así acabar con los desplantes antimexicanos que le han costado decenas de miles de millones de dólares a México. Puede ser, pero lo que queda claro es que la lógica detrás de este sentimiento apunta a que estamos ante una kakistocracia cleptócrata.
Agustín Barrios Gómez
Empresario, Diputado Federal de la LXII Legislatura, Presidente de la Fundación Imagen de México, y conductor de ADN40 News