En medio de un ejercicio para conocer la respuesta de profesores de la UNAM sobre qué tanto afecta el tema de las drogas a sus alumnos, es decir, si ellos perciben que en las clases que imparten hay un repunte de estudiantes en el salón bajo los efectos de algún tipo de sustancias tóxicas o si hay mayor número de ausencias o deserción, me encontré con que Luis Sánchez, coordinador del PRD en el Senado, también realizaba la misma práctica.
Se percibe un interés generalizado de egresados o no de CU para tener un panorama real de lo que está sucediendo, bajo el entendido de que no se trata de un problema nada más de una casa de estudios, sino de que es un síntoma de lo que acontece en el país. Los testimonios de profesores, interrogados por separado, revelan que, en apariencia, el hábito de consumo parece ser el mismo de los últimos años: los chichos se emborrachan o fuman mariguana en las jardineras, en el mayor de los casos, y no necesariamente se exponen en ese estado ante sus maestros. “Entiendo que no es distinto a lo que pasaba en 1985 en que me tocó ser alumno universitario de Economía. No se ha notado alumnos drogados en clase. Es un elemento a considerar”, me dijo Luis Sánchez.
El resultado de esta práctica, sin ningún tipo de rigor, no debería ser aliciente ni para las autoridades universitarias ni a las de justicia cuando la última encuesta de adicciones revela que de 2011 a 2016 la ingesta de drogas aumentó 47 por ciento entre la población de 17 a 64 años. Manuel Mondragón, titular de la Comisión contra las A dicciones, reconoció que lo alarmante es el consumo en adolescentes de 12 a 17 porque aumentó 125 por ciento y en mujeres, 222. Es decir, que en este año en que la UNAM rompió récord en su matrícula escolar, al tener a 350 mil alumnos de niveles medio y superior en todos sus planteles, es seguro que muchachos que pasaron a la universidad tengan algún tipo de adicción o al menos hayan probado algún tipo de droga.
En Luis Sánchez encontré una versión media, entre quienes piden la presencia de la policía armada para acabar —no con la adicción—, pero sí con la violencia, y los que defienden la autonomía. “Rectoría y el Consejo Universitario deben recapacitar y activar protocolos de actuación en coordinación con las procuradurías local y federal para hacer un trabajo de inteligencia”. Coincido con el senador en que los dealers no pueden ampararse en la autonomía para operar bajo presencia de la vigilancia universitaria que los solapa. La otra pregunta que vuelve a abrirse es si bajo esta situación violenta que vive la UNAM ¿se debe despenalizar ya el consumo de drogas?
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UPPER: A puerta cerrada en el Congreso de NL, PRI y PAN eligieron a cuatro candidatos como posibles fiscales del estado cercanos al ex gobernador Rodrigo Medina. Ellos son Adolfo Guerrero, Guadalupe Saldaña, Pedro José Arce y Javier Garza. Huele a pacto para sellar la impunidad a favor del ex gobernador.