Desde que tomó posesión como jefe de gobierno, en diciembre del 2000, Andrés Manuel López Obrador contrastó con Vicente Fox y acumuló tal fuerza que ni los videoescándalos de 2003 lo descarrilaron.
El ministro David Góngora Pimentel, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), me contó de una reunión, en Los Pinos, entre Fox, su esposa Marta Sahagún y el senador Diego Fernández de Cevallos, el artífice, junto con Carlos Salinas, de los videoescándalos.
-¡López Obrador es un loco! ¿Cómo lo van a parar? –les preguntó el barbado litigante, hoy consejero de Ricardo Anaya.
Pronto llegó la fórmula: López Obrador había desobedecido la orden de un juez para parar la construcción de un camino a un hospital en Santa Fe y era preciso quitarle el fuero para ponerlo ante la justicia.
El Domingo de Ramos, en plena Semana Santa de 2004, Fox reunió en Los Pinos al ministro Mariano Azuela, sucesor de Góngora en la SCJN, y al procurador general Rafael Macedo de la Concha, para detallar la trama política del desafuero que involucró a los tres poderes del Estado.
Santiago Creel, el secretario de Gobernación que ostentaba su ambición presidencial –cuya consejera era María Amparo Casar--, pedía a López Obrador que fuera “hombrecito” y Marta, también aspirante a suceder a su marido, se ufanaba de que el jefe de gobierno perdería el fuero antes de Semana Santa.
Y así fue: El 7 de abril de 2005, los diputados de PAN y PRI quintaron el fuero a López Obrador para inhabilitarlo.
Tras el desafuero, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal promovió una controversia constitucional y Góngora me contó que Azuela lo encaró.
-A ver cómo te quitas de este juicio, porque López Obrador es tu amigo.
-Sí, tú y yo nos debemos excusar –le respondió--. Yo porque soy su amigo, como dices, pero tú también porque has manifestado tu animadversión.
Cuando Fox desistió de procesar a López Obrador, ya pagada la fianza por Gabriela Cuevas –hoy prosélita de éste--, Fox afirmó que el desafuero se lo ordenó Azuela. Góngora se pitorreó. “Yo le dije a Mariano: ‘Mira lo que dice Fox’, y me respondió:
‘Eso fue lo que entendió Fox, pero no fue así’.
Azuela nunca ha hablado del asunto. “Después de la decisión de Fox todos se quedaron callados”, me dijo Góngora, quien quiso ser presidente del IFE y lo vetó el presidente del PAN, Germán Martínez, artífice a su vez de la integración facciosa de esa institución que, en 2003, se repartieron el PRI de Elba Esther Gordillo y PAN de Calderón.
“Yo puse a los consejeros electorales. Entre Roberto Campa y yo los amarramos”, me confesó Germán, quien pactó que el presidente fuera Luis Carlos Ugalde, quien permitió, en la elección de 2006, la ilegal contratación de spots de radio y televisión a los empresarios, los financieros de Integralia, su actual negocio.
Hace unos días le recordé a Germán lo que me dijo en 2006: “Escucha bien lo que te voy a decir: ‘Calderón no ganó, perdió López Obrador’”.
Me respondió: “No me acuerdo, lo juro. Pero escucha bien lo que te voy a decir: Esta vez no va a perder y sí va a ganar López Obrador. ¡La tercera es la vencida!