El E-Prix de México fue todo un éxito. Por principio de cuentas, llenar el Foro Sol, y también la grada de la recta principal, es un logro trascendente para la Fórmula E, que avanza con un rumbo definido. Sí, se trata de la carrera de los monoplazas eléctricos: coches que no hacen ruido porque funcionan con batería, a diferencia de cualquier otro bólido de competición.
En la tercera edición mexicana de esta prueba, la estrategia más innovadora ha sido vender los boletos a 50 pesos, con donativo íntegro de su taquilla para la causa de los damnificados del sismo. Y la impresionante asistencia de público demuestra que se han sentado las bases para consolidarla como un evento popular que contribuye a crear nueva afición.
La Ciudad de México está llamada a retomar la cultura del automovilismo deportivo que se perdió con la ausencia continuada de carreras avaladas por la FIA, y con el Gran Premio de Fórmula 1 a la cabeza, y otras carreras relevantes como el prestigioso Rally de México, o la nostálgica Carrera Panamericana, la diversidad del calendario anual está garantizada.
A este atractivo póquer de carreras faltaría agregar de nuevo las 6 Horas de México, que en la presente temporada contará con la presencia de Fernando Alonso. Ojalá que en un futuro cercano se den las condiciones para que esta carrera regrese a la pista capitalina, ahí donde el domingo pasado hubo una significativa cantidad de niños desbordados de entusiasmo.
La Fórmula E avanza con paso firme, y desde 2014 ha organizado 38 carreras. Se trata de una categoría en la que resulta difícil predecir quién va a ganar y está latente el factor sorpresa, que en esta ocasión favoreció al alemán Daniel Abt, al conseguir la primera victoria de su vida para Audi Sport.
El hecho de que los monoplazas tengan el mismo chasis, paquete aerodinámico e idéntica carga en su batería, pone en términos de igualdad a todos los pilotos. En la temporada del año entrante no tendrán que cambiar de coche, debido a que la duración de la batería les permitirá correr la prueba completa.
Y si acaso se va a perder un poco ese aspecto curioso de ver a los pilotos saltar apresuradamente de un coche a otro en los boxes, por otra parte los neumáticos sufrirán una mayor degradación, porque no se cambian en ningún momento de la carrera. Así que habrá nuevos retos sobre la pista.
Pero al margen de estos detalles de reglamentación, lo más relevante es que la Fórmula E se vislumbra como una alternativa de futuro con visos de convertirse en un espectáculo que servirá para el desarrollo de tecnologías que serán implementadas en los coches de calle en pocos años. La “E” de E-Prix es sinónimo de éxito y evolución.