El mundo contra Meade

Pareciera que no es cierto que Ricardo Anaya, candidato del PRD-PAN-MC a la presidencia, es objeto de una persecución política. Pareciera falso que el gobierno de Peña Nieto intenta bajar de la campaña presidencial al Joven maravilla. Pareciera mentira que la Procuraduría General de la República esta trabajando bajo las órdenes del PRI para destruir políticamente a Anaya. No.  

Lo que sí parece cierto es que todos, todos los actores políticos y factores de poder en México se pusieron de acuerdo para alcanzar un solo objetivo: impedir que José Antonio Meade suba en las encuestas y compita en la elección presidencial. 

Ricardo Anaya, hábil como es, aprovechó el golpeteo oficial para capitalizarlo a su favor. En entrevista con El Heraldo Noticias, no titubeó al asegurar que, en caso de que las investigaciones lo señalen como culpable, meterá a la cárcel a Enrique Peña Nieto. Ese giro puede ser oro molido para la campaña de Por México al Frente. Los señalamientos directos de Anaya pidiendo que el Presidente saque las manos de la elección y la carta de 50 intelectuales, académicos y activistas exigiendo lo mismo pone contra las cuerdas a Peña Nieto. 

La respuesta que dio ayer a reporteros que lo cuestionaron fue apenas para salir del paso. Peña Nieto aseguró que no se meterá en la elección, ni fijará posición sobre los que cada uno de los candidatos declare durante las campañas. ¡La nota habría sido que dijera lo contrario! Sin embargo, el Presidente ignoró la carta de los intelectuales donde le piden actuar contra Anaya si hay elementos o dejar de utilizar a la Procuraduría General de la República para fines electorales. No sé si Peña Nieto podrá mantenerse en silencio mucho tiempo ante semejante presión.

Ricardo Anaya podría ser inocente o no de las acusaciones en su contra por lavado de dinero y delincuencia organizada. Eso ya difícilmente lo sabremos. Una vez victimizado por la torpe estrategia del gobierno, cualquier investigación seria quedará bajo sospecha de estar manipulada desde el poder. Hoy, nadie duda en este país que el gobierno mantiene una guerra personal con Ricardo Anaya para bajarlo de la candidatura presidencial. Ese es el problema.

En cambio, la oferta de meter a la cárcel a Enrique Peña Nieto y a cualquier funcionario de su gobierno que haya participado de la corrupción seguramente tendrá un importante apoyo social frente a la bajísima popularidad y altísimo descrédito del gobierno.

La campaña de José Antonio Meade tiene un nuevo lastre. No solo tendrá que luchar por posicionarse en un segundo lugar competitivo y dejar atrás a Anaya. Tendrá que cerrar la cómoda, pero no definitiva ventaja que lleva López Obrador. Ahora tendrá un nuevo lastre: pagar el repudio general a esta maniobra del gobierno.