Consecuencia de una autonomía mal entendida y aplicada discrecionalmente son los niveles de violencia en Ciudad Universitaria.
¿Por qué habría de ser la excepción en venta de drogas y comisión de delitos de alto impacto si la propia comunidad defiende el gastado cuento de que un pie de la policía local o federal dentro del campus viola la autonomía, aunque esta sea para libertad de cátedra, de pensamiento funcionamiento orgánico?
Si hay venta de droga en sus campus es porque hay demanda de los propios integrantes de la institución. Así de simple.
Injusto es cargarle la responsabilidad al rector Enrique Graue. Él carece de facultades de investigación y persecución de delitos. A lo más que puede apostar es a crear campañas de prevención y llamar a la comunidad a no comprar ni consumir estupefacientes en las áreas de la universidad.
De lo que sí es responsable Graue es de mantener y fomentar esa cursi idea de que la UNAM es territorio autónomo, en donde todos entran, excepto las autoridades que sí tienen facultades de investigación y persecución de los delitos.
TODO LLEVA AL JUSTO SIERRA
Porque bien sabe el rector que el problema lo rebasa. No lo generó él, pero prefiere cerrar las puertas de la universidad a la policía y dejarlas abiertas de par en par a los narcomenudistas, muchos de los cuales hasta viven en el auditorio Justo Sierra, secuestrado desde 1999.
Ese ex emblemático recinto universitario es el nido de los delincuentes que tienen sometida a la máxima casa de estudios. Reportes de la PGR ubicaban ahí al menos a 20 sujetos, todos ajenos a la UNAM, con antecedentes penales y averiguaciones previas en curso:
--José Luis Ramírez, El Chómpiras, tenía una narcotiendita en el CCH Naucalpan y en febrero de 2013, ahí, roció con gasolina a docentes, una de ellas embarazada, para prenderles fuego.
--Jorge Mario González: en abril de 2013 entró a una tienda Walmart a robar productos con valor de mil 157 pesos.
--Jorge Emilio Esquivel Muñoz, El Yorch, detenido por la PGR en febrero con 50 envoltorios de cocaína en piedra, 300 gramos de mariguana y 26 pastillas psicotrópicas. Se dice que este sujeto controla cuatro puntos de venta de droga en las inmediaciones de CU.
-- Irene Pérez Villegas, Christian Antonio Carmona Emmert, Aztlalli Cabrera Prado, Ulises Rodríguez Contreras, alias El Cristo, María Sandra Marco Gabarre, alias La Española; Víctor Herrera Govea, Mónica Ortega Sánchez, alias La Fideo; María de Lourdes Mejía y Carlos Alberto Estrada.
Eso lo sabe el rector. Y el colmo: oculta bajo el tapete su discurso de autonomía cuando hay juegos de futbol en el estadio universitario, para permitir a la policía entre al campus a vigilar.
Como si los aficionados a ese deporte fueran más peligrosos, que los inquilinos narcomenudistas del auditorio Justo Sierra.