Estamos a 100 días de que la gran fiesta que cada cuatro años hace vibrar al mundo a través de un balón comience en Rusia, para continuar una historia que llegará de esta manera a 21 capítulos, de los cuales en 16 habrá estado presente la Selección Mexicana de futbol.
El conjunto tricolor es uno de los asiduos invitados a esta cita, siendo el quinto combinado con más participaciones; sin embargo, de los 10 países con más Copas del Mundo disputadas, es la escuadra nacional la que mayor deuda tiene con su afición, al lograr apenas dos sextos lugares, obtenidos en las dos justas en las que fungió como local: 1970 y 1986, mientras que el resto (Brasil, Alemania, Italia, Argentina, Inglaterra, España, Francia y Uruguay) han logrado al menos un título y la selección restante, Bélgica, ya obtuvo un cuarto puesto.
Está claro que México no ha podido trascender como debería en un Mundial, por lo que el reto para la Selección que dirigirá el colombiano Juan Carlos Osorio es alcanzar lo que nunca ha logrado fuera del país, pero ¿bastará con lo realizado en este proceso mundialista para aspirar a alcanzarlo?
El Tri tuvo una eliminatoria sin sobresaltos, como no ocurría desde hace 12 años, y clasificó a la Copa del Mundo con la misma antelación a lo hecho hace dos décadas, cuando la fase final del torneo se disputó en Francia; esto puede alentar las esperanzas, aunque, si analizamos detenidamente el proceso, podemos visualizar detalles que preocupan.
El primero tiene que ver con los posibles convocados, pues si bien es cierto que el futbol mexicano cuenta con una buena cantidad de jugadores en el futbol europeo, son pocos los que tienen el ritmo necesario para trascender, siendo Hirving Lozano la mayor esperanza de un equipo que no puede depender de las individualidades si pretende dar una campanada.
Aunado a ello, el sistema de juego, los planteamientos y las rotaciones de Osorio no han permitido establecer un cuadro base que permita saber a qué juega México, pues así como puede dar pelea ante una selección competitiva, al siguiente duelo puede desdibujarse y complicarse la existencia, al más puro estilo de “al son que me toquen bailo”, lo que tanto ha dañado al Tricolor durante varios ciclos.
Asimismo es importante considerar que los elementos que no militan en el Viejo Continente y estarán en Rusia 2018, léase Liga MX y MLS, tampoco brindan la garantía de continuidad y forma que requiere una justa mundialista, por lo que con algunos de ellos el timonel colombiano deberá trabajar a marchas forzadas, si quiere que su aporte valga la pena.
Esto, sin contar a los rivales, pues está claro que México jugará de inicio en uno de los sectores más complicados del certamen, simple y sencillamente al ubicarse con el actual campeón del mundo, además de otras selecciones con un nivel competitivo importante (Corea del Sur y Suecia) y, en caso de avanzar, todo apunta a que en el camino al famoso quinto partido estará el pentacampeón del orbe, lo que incrementaría aún más la dificultad.
Es por ello que a 100 días de que comience Rusia 2018, la planificación debe estar encaminada a lograr lo que nunca se ha podido, sí, pero con bases sólidas que permitan soñar con algo que hoy en día no luce tan viable.
POR ALEJANDRO ASMITIA