Las lecciones de Lara

El outfit del joven veinteañero y universitario que se acerca a los vigilantes de la UNAM contrasta con el de un chico de su generación, millennial. Viste traje noventero y corbata ancha, carga un portafolios clásico de un abogado viejo que sale de un juzgado. Camina con la propiedad que coincide con su tono amable aún en medio del riesgo, para mostrarnos en un video, por qué CU sí es el territorio más seguro en ciudad de México para el crimen organizado. El joven Axel Lara, y su cómplice, el chico que graba, captaron descansando y de forma sorpresiva a tres guardias de seguridad de la Universidad tan sólo a unos metros de donde vendedores de droga hacían negocio con alumnos que tomaban cervezas y fumaban mariguana. Todavía uno de los tres vigilantes intenta intimidar al alumno que se queja cuando le pide que si el joven va y señala a los malandros entonces puede “proceder”. Con su respuesta: “¡Vamos! Por la Universidad, no me tiembla la mano”, y con lo que va a suceder después es seguro que Lara acabe de darles a esos tres guardias; a Enrique Graue, rector de la universidad, a Miguel Ángel Mancera y fuerzas federales una de las mejores lecciones de su vida: “Somos estudiantes de derecho y nos toca velar por hacer cumplir las normas”. El joven cumplió con lo que le toca e hizo más que eso, los vigilantes al final se achicaron: dejaron que un par de supuestos dealers, que se cubrían el rostro intentaran amedrentarlo con amenazas de muerte. No sé en qué está pensando Graue, quien reniega de la presencia policiaca en las instalaciones, para enfrentar la violencia, muertes y balaceras que ha incrementado poco a poco y hasta convertirse en el problema más complejo de inseguridad dentro de la casa de estudios fundada por Justo Sierra. No basta con la sanción de esos tres guardias, que quizá también sean víctimas de las circunstancias por qué como lo dijo bien Axel, con amplia congruencia, necesitan refuerzos. Graue no ha citado aún al Consejo Universitario, la autoridad colegiada y responsable para expandir todas las normas y disposiciones generales encaminadas a la mejor organización y funcionamiento. ¿Qué está esperando? La figura del joven con alma vieja, Axel Lara, aparece en un momento imprescindible de la vida nacional, en el que partidos políticos e instituciones están viendo derrumbada su credibilidad. No tengo el gusto de conocer al muchacho, pero husmeé en su Facebook y descubrí que a pesar de que no falta quien lo juzgue por su manera de haber encarado y puesto en práctica todos los conocimientos adquiridos en sus aulas universitarias, trajo importantes reflexiones. Ojalá que Graue pronto dé la cara por su alma mater y su familia universitaria y camine por la UNAM, más allá de los pasos que suele dar de su oficina a la camioneta que lo traslada todos los días, para conocer la situación real por la que atraviesan los estudiantes, tanto los que quieren estudiar como los que han caído en las redes del crimen. El trabajo para recomponer el tejido es un reto enorme. Que nadie se cruce de brazos.