Rituales de Meade; también llegan al arzobispado

Por el lado de José Antonio Meade ha sido su padre quien busca ante el Arzobispado Primado de México un encuentro con el cardenal Carlos Aguiar Retes. La vida de los Meade está ligada a una atmósfera religiosa y cultural muy arraigada. Dionisio Meade, papá del candidato presidencial, y su esposa van todos los días a misa de seis de la mañana en la iglesia de Chimalistac. José Antonio va sin falta cada domingo. Aún en el proceso electoral ha procurado no faltar al sermón y solía confesarse con el párroco de la misma iglesia en la que lo acostumbraron sus padres. –¿Cómo estás?–se le pregunta al ex titular de Hacienda. Y él contesta: –Bien, gracias a dios. Mikel Arriola, amigo desde la infancia de Meade, ha logrado el milagro: que el PRI repunte en la ciudad de México con su candidatura, al superar los más de dos dígitos, alrededor de 12 por ciento. En la capital, el partido tricolor estaba borrado, pero desde que Arriola retomó el discurso de condenar el aborto y los matrimonios gays, la popularidad de Arriola subió como la espuma al jalar votos del PAN, pues la figura de Ricardo Anaya y su partido en la capital están pésimamente posicionados. Todo lo anterior, para tener claro que ha sido una línea discursiva en gran medida consultada con Meade, que como secretario en cinco ocasiones, no se había visto obligado a asumir posición política en torno a los temas ampliamente rechazados por la Iglesia. Fernando Zárate, un joven político que se unió como operador político de Mikel –fue recomendado precisamente por José Antonio a quien conoció desde la niñez–, cuestionó durante una plática de café si realmente la ciudad de México era una ciudad de amplio criterio y progresista, y él mismo se respondió al decir que en este proceso electoral se han llevado una gran sorpresa. Hablar de los perfiles religiosos de Andrés Manuel o José Antonio, o como se llamen los candidatos, rebasa el tema de sus vidas privadas y se vuelve un asunto de interés público porque sus influencias suelen impactar en sus políticas públicas al llegar al poder. Por consiguiente las reuniones de los aspirantes presidenciales con el clero generan expectativa. En el Estado de México, en el pasado proceso, el propio Carlos Aguiar, como obispo de la localidad, se reunió con Delfina Gómez, Josefina Vázquez Mota y Alfredo Del Mazo. En los encuentros por separado, monseñor, antes de ser cardenal, les preguntó su postura sobre las sociedades de convivencia. De acuerdo con fuentes religiosas, los tres reprobaron esa idea, pero el único que lo manifestó públicamente y de forma contundente fue el priista. Eso, piensan en el Arzobispado, atrajo el voto católico en el Edomex que pudo ser clave –además de la operación política federal– para el triunfo de Del Mazo. Los nuevos encuentros con los aspirantes a Los Pinos no se dieron antes hasta esperar la definición de candidatos, pero pronto podrá abrirse la puerta de la Arquidiócesis de México.