Un año antes de la elección presidencial del 2012, cuando Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto se disputaban, es un decir, la candidatura del tricolor, la primera que cuestionó para qué quería el PRI regresar a Los Pinos, fue Beatriz Paredes Rangel.
¿A quién vamos a representar? ¿Qué programa vamos a proponer? ¿Vamos a seguir dándole atole con el dedo a los jodidos y jodidas?...
Y advertía: si seguimos por el mismo camino de la compra de votos y de ganar a como dé lugar; si no definimos un "perfil de gobierno", va a llevarnos la fregada. Y soltaba “rollos” con los siguientes:
"(...) Nos encontramos, los partidos políticos, ante el debate sobre si deben reducirse a fungir como maquinarias electorales, con buenos instrumentos de medición de la opinión pública, y operadores de candidaturas que resulten rentables electoralmente, o bien si deben ser articuladores de movimientos sociales. Esto, que debería ser un debate superado, logrando una síntesis inteligente entre representatividad e impacto electoral, se ha vuelto relevante en esta etapa de descomposición de la vida partidista en el país, de preeminencia de la democracia mercadotécnica versus la democracia ciudadana, de perversión de las prácticas electorales por el mercantilismo electoral, de corrosión y desprestigio de la política, y la disyuntiva antes mencionada, muchas veces puede generar confusiones.
En el pragmatismo exacerbado –agregaba-, suponer que lo importante es ganar, cualquiera que sea el costo de obtener el éxito electoral, es dramático. Victorias pírricas, decía, porque el papel de los partidos en la intermediación ciudadana para constituir el poder legítimo a través del sufragio conlleva un compromiso de ética pública, de integrar gobierno con sentido de país, y con perspectivas de políticas para el desarrollo nacional, con una orientación progresista o de centro o conservadora, pero definiendo cuál es el perfil del gobierno que se va a llevar a cabo.
Al final de sus intervenciones, Beatriz Paredes hacía una "conminación a la moral pública" y decía: "Si la democracia mexicana continúa por el despeñadero del abuso de la pobreza, comprando votos por espejitos de billetes de 500 o 1000 pesos; si el transfuguismo es mérito y no inconsistencia... el riesgo de que la década de la alternancia culmine en confrontación social existe, puesto que la corrupción del voto mina la credibilidad de los procesos electorales para el recambio de poder, y la unilateralidad antidemocrática del poder público es la antesala del autoritarismo..."
Para calmar los ímpetus renovados de “Bety”, el líder del PRI la premió con una candidatura a senadora de la República para la próxima legislatura, con lo que le tapó la boquita.
AGENDA PREVIA
Hablando de puñaladas por la espalda, “los Chuchos” traicionaron nuevamente a Miguel Mancera, al mandar como candidato a Diputado Federal por el Distrito 7 al impresentable Luis Ángel Espinoza Cházaro, posición que habían prometido para Luis Serna , secretario particular de Jefe de Gobierno. Dicen los enterados que “guicho” es el operador financiero del “cartel político” de aquéllos, y le deben varios “favorcitos”. ! ¡No tienen lo que dijo Nelson Vargas! Gritan los espectadores.