Basquetbol, te queremos limpio

La Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) está en semifinales, donde Fuerza Regia y Soles de Mexicali, dos de las franquicias más antiguas se miden, respectivamente, a Capitanes de la CDMX y Aguacateros de Michoacán, dos equipos nuevos para la temporada 2017-2018 que le invirtieron, se armaron bien y están compitiendo para buscar coronarse. Es respetable que los cuatro aspirantes tienen directivas sólidas que, según entiendo, se han esforzado por no depender de recursos gubernamentales, que se han empeñado en que sean los patrocinadores y la inversión privada, las que los sostengan. No podemos soslayar, sin embargo, que sí reciben un empujón: el Instituto del Deporte de la Ciudad de México facilita a Capitanes las instalaciones del gimnasio Juan de la Barrera, en tanto que el gobierno de Silvano Aureoles gestionó para que los Aguacateros usen el Auditorio de Usos Múltiples de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Ya hemos hablado antes de la importancia de la sinergia entre la IP y los gobiernos. Entiendo claramente que en todos los países el dinero público se usa para construir estadios, en pagar la realización de eventos deportivos de gran calado y en una lista de necesidades que también les convienen como un ente promotor del deporte. Con lo que no debemos estar de acuerdo jamás es que el 100% de la administración y operación del equipo dependa exclusivamente del gobierno, como ocurre con los Mineros de Zacatecas en los que el gobernador priista Miguel Alonso Reyes se gastó, del dinero de los zacatecanos, 2.5 millones de pesos sólo para adquirir la franquicia. Desde su punto de vista, como el valor de un equipo en la LNBP es de cinco millones de pesos, ya ganó otros 2.5. Ja. Como si la operación mensual no costara. ¿Cuánto se gasta el gobierno de Zacatecas? Nunca lo han transparentado. ¿Cuál es el salario de cada jugador de la plantilla? ¿Sale de las arcas públicas o del dinero que inyectan los patrocinadores? ¿Por qué el gobierno y la LNBP no pueden ser claros y presentar ante la sociedad informes financieros? Tan simple como “del presupuesto estatal sale tal cantidad que se gasta –y se comprueba- de la siguiente manera”. ¿Por qué siempre hay que escarbar a través de solicitudes de acceso a la información a ver si por ahí nos quieren dar migajas? ¿Han oído hablar del gobierno abierto? ¿De ponerla a disposición de los ciudadanos en los portales oficiales, para que al alcance de un click podamos enterarnos de algo tan básico y necesario como este tipo de datos? ¿Cuánto se gastan, cómo se los gastan y si existe un beneficio económico para el gobierno federal o estatal, o se trata nada más de cosechar la simpatía ciudadana para que se refleje en las urnas? Diacrítico. Antes de que el presidente de la LNBP, Sergio Ganem, esté pensando en la expansión de la LNBP el próximo año, ¿por qué no son claros y nos enteran puntualmente, sobre los equipos que hoy existen, cuánto reciben, en dinero o en especie, de los gobiernos estatales? Es el afán de los mexicanos de siempre esconder los números, de rehusarse a revelar cifras. La excusa de que la inseguridad en el país no lo permite ya es un pretexto desgastado.