Las victorias de los directores mexicanos Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón al hacerse de los premios Oscar en los últimos años dejó claro una realidad que pocos se creían en Estados Unidos: que el cine, como la población, tendrá poco a poco un color más bronceado.
Parece algo reciente pero es producto de una batalla que tuvo sus primeras expresiones formales hace 25 años con la fundación del Festival de Cine Latino en San Diego —que ser realiza en estos días en el centro comercial de Fashion Valley, cerca de la frontera—, un proyecto que comenzó casi como un experimento estudiantil hasta volverse una plataforma hacia Hollywood.
Desde aquí saltó González Iñárritu en 2001, cuando proyectó su película debut Amores Perros y Alfonso Cuarón con su exitosa filmación Y tu mamá también al lado de los actores Gael García y Diego Luna o Guillermo del Toro con Cronos (1993) que se estrenó ese mismo año.
Durante la existencia del festival se han proyectado más de mil películas tanto en español como en inglés; los objetivos han ido variando de lustro en lustro, tal como han cambiado las prioridades de la comunidad latinoamericana. Al principio solamente se buscaba tener un espacio donde sentirse identificados, de hecho, sólo había proyecciones en castellano.
Luego se incorporaron filmaciones en inglés principalmente de directores y productores biculturales que se criaron en la Unión Americana hasta que se engancharon creadores no latinos.
Ahora hay todo tipo de filmakers metidos con frenesí en el tema. La neoyorquina Patricia Shih, por ejemplo, quedó conmovida por la historia de un cirujano colombiano del corazón que actualmente salva diariamente dos vidas de estadounidenses y filmó Undocumented. “Era imposible no contar su historia’’, dice para Trípode.
O el productor Andrea Famagalli enganchado en contar las peripecias de los centroamericanos en su paso clandestino por México sobre un tren de carga (La Bestia) en busca de alcanzar la frontera norte.
Uno de los retos más grandes ahora es eliminar los estereotipos de latinos que prevalecen todavía en la pantalla grande del imperio mundial del cine que es EU con Hollywood a la cabeza, demostrar que hay un amplio repertorio además de campesino, limpiador de casas, jardinero o trabajador de oficios que ya cuenta con sus historias.
Entre las 160 películas que se proyectan esta primavera se exhiben thrilleres políticos, comedias, dramas, romances, conflictos sociales y familiares como Las hijas de Abril sobre un asunto de rivalidades entre madre e hija del director Michel Franco, otra promesa rebotada de Cannes camino a Hollywood.
El fundador del Festival de Cine Latino en San Diego, Ethan van Thillo, resume que la intención es que los latinos sean en EU lo que ellos quieran ser, fuera de clichés, y esto incluye, por supuesto, ver en la pantalla cada vez más rostros de actores que representen 25% de la población latina, tal como promete el sueño americano.
Periodista