A una semana del inicio formal de las campañas presidenciales, existen claros saldos de este singular periodo dentro del proceso electoral, denominado “intercampañas”.
- Inutilidad de la figura. Lo que debían haber sido semanas de evaluación y preparación para la verdadera contienda, se convirtió en un desgastante intermedio donde privaron ataques, guerra sucia y descalificaciones.
- El fiasco de los independientes. Lo que pretendía convertirse en una bocanada de aire fresco frente a la desacreditada partidocracia, está resultando en la supervivencia de una sola candidata (sin partido, más no independiente), en evidencias de actuación fraudulenta de los aspirantes y, muy grave, en cuestionamientos al INE respecto del proceso de validación de firmas. Dicho de otra forma, el que hace la ley hace la trampa. Es decir, para cumplir los requisitos impuestos por los legisladores en cuanto al número de firmas ciudadanas (866mil), dispersión geográfica (17 estados), límites de tiempo, aunado a los problemas técnicos para la recolección (fallas de la aplicación para celulares, conectividad intermitente) fueron necesarios enormes apoyos humanos y materiales. Previsiblemente, quien no tuvo dichos apoyos, María de Jesús Patricio “Marichuy”, alcanzó 94% de firmas válidas. Pero claro, se quedó a más de 600mil de la cantidad requerida por ley.
- Posicionamiento de los candidatos presidenciales. Las encuestas publicadas hasta el momento dan una clara imagen: en el pleito por el segundo lugar de la intención de voto, PRI y PAN están pavimentando el camino a Morena.
- Preferencias para Congreso. Según el sitio Massive Caller (www.massivecaller.com) en 12 entidades Morena lidera la intención de voto para el Senado y en otras 16 ocupa el segundo lugar.