La elección que viene y la intervención del Gobierno

  México está por entrar a una de las etapas más importantes del proceso electoral, en unos días iniciarán las campañas, tiempo en que candidatos de todos los partidos políticos y los independientes podrán hacer labor de convencimiento ante los electores. Cuando hay una elección presidencial de por medio, la participación de la gente crece, es de esperarse que en nuestro país transcurran las elecciones más competidas y reñidas de la historia. Cada proceso enfrenta características especiales, el gobierno y los árbitros electorales a nivel nacional y estatal deben ser los principales garantes de que este proceso sea limpio. Los electores tienen el derecho de elegir de manera libre y sin presión alguna, en ellos se encuentra el verdadero poder de decidir quién será el próximo presidente de la República y quién ocupará cada uno de los 3 mil 415 cargos que estarán en juego. Desafortunadamente, el rol imparcial del gobierno federal ya está puesto en duda. Parece decidido a intervenir en la elección y dispuesto a beneficiar con total cinismo a un candidato y a perjudicar a otro. El brazo operador de esta maniobra es la Procuraduría General de la República, desde ahí se han lanzado una serie de acusaciones en contra del candidato de Por México al Frente, Ricardo Anaya. Como en el pasado más oscuro de nuestro país, hoy se ha alzado una persecución política y mediática en contra de uno de los punteros de la contienda. Anaya no sólo representa una alternativa con posibilidades de triunfo, sino una seria amenaza para el PRI y su lista interminable de funcionarios corruptos. Ha sido una avalancha de infundios y de acusaciones con el afán de ensuciar la imagen de Anaya pero si fuesen ciertas, ¿no sería lo adecuado que las autoridades procedieran conforme manda la ley? Lo conducente sería que la PGR investigara, lo citara a rendir declaración e integrara una carpeta de investigación en su contra, sin embargo, esto no ha ocurrido y posiblemente no ocurra porque no cuentan con los elementos de prueba. Lo que vemos hoy es consecuencia de no contar con una Fiscalía General de la República autónoma e independiente, ya vimos que fueron capaces de destituir al titular de la Fepade por resultar incómodo y hoy esa autoridad que será responsable de vigilar que no se cometan delitos en la elección no tiene responsable. Nuestra democracia es muy joven, hemos vivido procesos de alternancia pero como estamos viendo, tenemos instituciones débiles y sujetas a la voluntad del gobernante en turno. Esta elección sin duda será la del cambio, hagamos que el cambio no sea para regresar al pasado, sino para hacer de México una de las potencias del mundo en la que podamos vivir con mayor dignidad, paz y armonía. POR MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO Senadora de la república por el PAN