“No se trata sólo de prever el futuro, sino de hacerlo posible.” - Antoine de Saint-Exupéry
El progreso tecnológico es motor de las economías y sociedades en el mundo. Para el turismo, la tecnología ha sido una poderosa fuerza de cambio en la evolución del producto turístico y en su mercadeo. El boom del turismo internacional tuvo mucho que ver con los avances en la aviación comercial, del crecimiento de la industria de cruceros y el aprovechamiento de los trenes rápidos, sobre todo en Europa y Japón.
En los años 90´s el internet y su fácil acceso modificó la comercialización de servicios. Los agentes de viajes fueron en muchos casos sustituidos por agencias en línea (OTAs) y los supervivientes se han transformado en asesores especializados en segmentos de mercado o tipos de viaje: viajes corporativos, de aventura, culturales, multigeneracionales, deportivos, bodas o romance; también se ha dado una creciente sofisticación de la industria de reuniones, viajes de incentivo, congresos y exposiciones (MICE por sus siglas en inglés); las plataformas colaborativas de renta de casas, departamentos o autos, han evolucionado para transformarse en una competencia directa de la hotelería tradicional y de los servicios de transporte público.
El crecimiento exponencial del uso de los teléfonos inteligentes, la georeferenciación de usuarios y servicios, más los mecanismos de pago digital anticipan una nueva generación de cambios en la industria, en la comercialización de servicios y la distribución de utilidades entre los eslabones de la cadena de valor.
La velocidad e incertidumbre del cambio generó también, sobre todo en el mundo anglófono, conferencias de expertos que ayudan a los directivos del sector a “navegar el cambio”.
En 1997 EyeForTravel, del Reino Unido; a inicios de los 2000 en Miami PhocusWright y en 2012 la neoyorkina Skift, la cual genera reportes periódicos de tendencias y en febrero pasado tuvo su primera conferencia latinoamericana en el auditorio de Google en la Ciudad de México, dedicada al reporte “Megatrends Defining Travel in 2018”.
¿De este último reporte llaman la atención en particular tres temas: a) el potencial efecto disruptor de la aplicación de la cadena de bloques (“blockchain”) para el pago de servicios de viaje; b) la incógnita del futuro ante la contradicción que enfrenta Google al vender a las OTAs publicidad y posicionamiento en motores de búsqueda, cuando ahora compite con ellas a través de “Google Hotels” y “Google Flights”; y c) la fusión hospitalidad-industrias creativas, ya que los hoteles son cada vez más espacios multifuncionales vinculados con la música, la gastronomía, el entretenimiento y las artes plásticas. Para los mercadólogos del turismo, este reporte es lectura obligada. Para todos, pensarnos como innovadores y disruptores globales.
POR TERESA SOLÍS