Forma es fondo

“En política, la forma es fondo. A 33 años de su partida, recordamos a Jesús Reyes Heroles”, escribió ayer en su cuenta de Twitter el candidato del PRI, José Antonio Meade. En una ingrata ironía política, el aniversario luctuoso del ideólogo del sistema que abrió a los partidos de oposición la competencia electoral en México, ha coincidido con la publicación en The New York Times de una serie de revelaciones de la más reciente amenaza a las democracias del mundo con la obscura intervención de un ícono de estos tiempos (y de nuestra facinerosa procrastinación): Facebook. Meade llamó a Reyes Heroles “un gran liberal”. Tres décadas más tarde, ha sucedido la mutación de una democracia controlada por el gobierno con reglas que favorecían al PRI y detonaban intensas guerras libradas por la oposición en condiciones desiguales entre finales de los años 50, cuando el PAN comienza a   ganar elecciones, y los tardíos 70, con la inauguración del modelo plural. Hasta finales de los años 80 las confrontaciones partidistas por las gubernaturas entre el PRI y el PAN eran cruentas guerras que por lo regular terminaban en la imposición del candidato del partido oficial y la denuncia de fraude electoral por parte de la oposición. Después llegaron las célebres concertacesiones ideadas por el presidente Carlos Salinas de Gortari y los panistas, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza, una suerte de restitución de la democracia que consistía en echar del Palacio de Gobierno al gobernador constitucional que había sido electo bajo denuncias de fraude, y reemplazarlo por uno producto de un acuerdo oscuro e inescrutable. Tras el régimen-aplanadora que dio nombre a la dictadura perfecta dibujada por Vargas Llosa en la mocedad del régimen salinista (en el inicio de 17 remociones de gobernadores), vino la elección de Fox, tal vez la última que se resolvió bajo el ejercicio simple y abrumador del voto en la calle. De Calderón a las últimas hace seis años, se han ganado por medio de acuerdos que han desplazado la institucionalidad de los partidos. Hoy las alianzas son de personas y de intereses, independientemente de partidos e ideologías, y las elecciones se ganan con estrategas audaces e iniciativas cuestionables. El último de los escándalos que han alcanzado a Facebook y al genio de su creación, Marck Zuckerberg, involucra a la empresa Cambridge Analytica, el cerebro digital que para favorecer la elección de Donald Trump creó perfiles psicológicos de más de 230 millones de americanos, a partir de los datos personales aportados por la afamada red social. Cambridge difundió información engañosa en otros países, incluido México. Seguir el posible rastro de esta nueva forma de guerra electoral se suma a las tareas urgentes de un INE que no parece estar a la altura del desafío que plantea la que se adivina como la más sucia de las elecciones, en julio próximo. Forma es fondo, dijo Reyes Heroles.   Wilbert Torre-Periodista y escritor.