La mano de Meade

#TRINOS   Desde que fue designado precandidato del PRI a la presidencia hace más de tres meses, José Antonio Meade no había caminado en sentido opuesto al presidente Enrique Peña hasta hace unas horas, cuando de manera personal decidió excluir a Gerardo Ruiz Esparza y a Rosario Robles de las listas de candidatos del partido al Senado y la Cámara de Diputados. Es la primera vez que Meade, desde luego con la anuencia de Peña, toma una decisión que toca fibras sensibles en la casa presidencial y en el partido. Ruiz Esparza y Robles son los dos miembros del gabinete más involucrados en temas de corrupción. La noticia es relevante porque representa un punto de quiebre en el peñismo. Hasta esta semana, contra viento y marea y todas las críticas de por medio, el presidente de la República había protegido a Robles y Ruiz Esparza pese a las denuncias que, por acumulación, los hicieron los funcionarios más cuestionados de los últimos sexenios. El presidente los mantuvo a ambos en sus puestos pese a las denuncias que han convertido a Robles y a Ruiz Esparza en los símbolos más representativos de la corrupción en el gobierno federal. Cuando Meade llegó a la Secretaría de Desarrollo Social, la corrupción supuraba como pus por todas partes. Al llegar a su despacho por primera vez, descubrió que Robles se había llevado todos los muebles y que había transa hasta en el contrato del aire acondicionado, que no funcionaba, pero sí se cobraba. Ahora Peña ha decidido actuar con pragmatismo y aceptar la exclusión de dos de sus secretarios de Estado, en una jugada compleja que pretende hacer disminuir los negativos del partido en corrupción. Al quedar al margen de una candidatura, los dos secretarios más cuestionados del peñismo no poseerán el fuero constitucional que les otorga una senaduría o una diputación federal para evitar un proceso legal. Políticamente, Meade intenta empezar la campaña por la presidencia sin arrastrar dos pesados lastres de corrupción. Al hacerlo no solo limpió en lo posible las listas de candidatos del PRI, que pese a la circunstancia del peñismo y del partido son las menos sucias de las últimas legislaturas, sino también se abrió espacio para pedir a los partidos que lo postulan presentar una iniciativa para eliminar el fuero constitucional. Meade espera el inicio de la campaña para desatar una guerra de contrastes con Andres Manuel López Obrador. Al deshacerse de Ruiz Esparza y Rosario Robles, se encuentra en la condición que deseaba para torpedear algunas decisiones como el anuncio de AMLO de llevar como candidato al Congreso al ex líder petrolero Napoleón Gómez Urrutia, ligado a escándalos de corrupción. La conformación de las listas de candidatos del PRI es una parte del plan de Meade para ganar la elección. El paso siguiente es derribar a Anaya al tercer lugar antes de que marzo termine, una meta que va viento en popa, de acuerdo con las encuestas de Los Pinos y del PRI.   Por Wilbert Torre