Juega a mostrar su lado sexi, modela como piloto de Emirates Airlines, pero cuando aparecen los dribles del jugador más caro del mundo, con la playera del París Saint Germain, es cuando el comercial de la aerolínea que patrocina a su club, ¡mete gol!
Este es el más reciente acierto de la línea aérea con sede en Dubái, protagonista en los principales eventos deportivos del mundo. Lo mismo activa su marca con cándidos shows, durante la final de béisbol en Dodger Stadium, que el decisivo de Cricket en India.
El éxito de Emirates, se refleja en las finanzas, al generar en su último ejercicio anual, 25 mil 800 millones de dólares o en ser considerados con el mejor entretenimiento a bordo del mundo en los Skytrax 2017, World Airline Awards, los Oscar de la Industria de la Aviación.
El factor; presupuestos millonarios y creatividad no siempre va de la mano. Hay otras empresas que, con poco, logran más aceptación y ventas, como el de la campaña de Wieden+Kennedy para Delta Airlines.
Hicieron algo simple: decoraron bardas de Nueva York con imágenes de los principales referentes turísticos mundo, para tomarse la selfie y se asociaron con la red social Tinder. Sembraron dos ideas: Que Delta es la línea americana con más vuelos al extranjero y que son la compañía más cercana a los solteros.
Los creativos de Air New Zealand apostaron al humor y en su campaña navideña realizaron una pieza donde Santa Claus y la empresa aérea, subieron sus bonos de aceptación. Considerados entre los mejores comerciales del 2017.
Ryanair supo jugar también con la comedia y para sus mensajes de San Valentín propuso que, ante las complejidades del amor, es más sencillo adquirir un boleto con ellos que entender a su pareja.
Iberia tenía que presumir que el año pasado –por segundo año consecutivo- es la aerolínea más puntual del mundo. Para ello, la agencia Ogilvy & Mather Publicidad Madrid, honró a los empleados de la compañía aérea, proponiéndolos como los héroes por cada segundo ganado.
En México, la creatividad está peleada con nuestras aerolíneas, de no ser por Aeromar de Dieter Holz y sus agresivas campañas de boletaje a precios inimaginables o Aeroméxico de Andrés Conesa con el “Pase Aeromágico”, estaríamos ocultando nuestra cara de vergüenza ante el mundo.
Pase Aeromágico, propone un “storytelling” regularmente desarrollado, pero con gran efectividad en las redes sociales, historias de personas que, a través de la emoción, nos acercan a la empresa mexicana.
Faltan líderes creativos en nuestras aerolíneas, no salen de la zona de confort y conforman un gran paisaje aburrido.
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